Este soneto de juventud de Hernando de Acuña es producto, como queda claro en el verso 8, de un momento de exaltación patriótica de la España de Carlos I y Felipe II, reyes a los que sirvió. Hay sin duda una visión providencialista de la monarquía muy en consonancia con la época. Probablemente esté dedicado a Carlos I tras la victoria de este sobre los protestantes en Mülhbert. Representa el ideal imperial en torno a la religión y a la espada.
Al rey nuestro señor
Ya se acerca, Señor, o ya es llegada
la edad gloriosa en que promete el cielo
un grey y un pastor solo en el suelo
por suerte a vuestros tiempos reservada;
ya tan alto principio, en tal jornada,
os muestra el fin de vuestro santo celo
y anuncia al mundo, para más consuelo,
un Monarca, un Imperio y una Espada;
ya el orbe de la tierra siente en parte
y espera con toda vuestra monarquía,
conquistada por vos en justa guerra,
que, a quien ha dado Cristo su estandarte,
dará el segundo más dichoso día
en que, vencido el mar, venza la tierra.
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