Érase una vez, en la ciudad de Bagdad, un criado que servía a un rico mercader. Un día, muy de mañana, el criado se Rellenar huecos (1):JXUwMDNjJXUwMDBkJXUwMDFiJXUwMDFiJXUwMDBlJXUwMDBlJXUwMDlh al mercado para hacer la compra. Pero esa mañana no fue como todas las demás, porque esa mañana vio allí a la Muerte y porque la Muerte le hizo un Rellenar huecos (2):JXUwMDNmJXUwMDAyJXUwMDE2JXUwMDA3JXUwMDFi .
Aterrado, el criado volvió a la casa del mercader.
—Amo —le dijo—, déjame el caballo más Rellenar huecos (3):JXUwMDJlJXUwMDEzJXUwMDA5JXUwMDAzJXUwMDE1 de la casa. Esta noche quiero estar muy lejos de Bagdad. Esta noche quiero estar en la remota ciudad de Ispahán.
—Pero ¿por qué quieres huir?
—Porque he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho un gesto de Rellenar huecos (4):JXUwMDM5JXUwMDBjJXUwMDA4JXUwMDBiJXUwMDBmJXUwMDFiJXUwMDFi .
El mercader se Rellenar huecos (5):JXUwMDNiJXUwMDBjJXUwMDAyJXUwMDFkJXUwMDExJXUwMDA1JXUwMDAxJXUwMDA2JXUwMDBhJXUw MDlh de él y le dejó el caballo y el criado partió con la esperanza de estar por la noche en Ispahán.
Por la tarde, el propio mercader fue al mercado, y, como le había sucedido antes al criado, también él vio a la Muerte.
—Muerte —le dijo acercándose a ella—, ¿por qué le has hecho un gesto de amenaza a mi criado?
—¿Un gesto de amenaza? —contestó la Muerte—. No, no ha sido un gesto de amenaza, sino de Rellenar huecos (6):JXUwMDM5JXUwMDEyJXUwMDFjJXUwMDAyJXUwMDBmJXUwMDEwJXUwMDFk . Me ha sorprendido verlo aquí, tan lejos de Ispahán, porque esta noche debo llevarme en Ispahán a tu criado.