Un soneto en torno al mal de ausencia enfocado desde una original perspectiva basada en la comparación del autor con un perro que no es capaz de localizar a su amo
A la entrada de un valle, en un desierto,
do nadie atravesaba, ni se vía,
vi que con extrañeza un can hacía
extremos de dolor con desconcierto;
ahora suelta el llanto al cielo abierto,
ora va rastreando por la vía;
camina, vuelve, para, y todavía
quedaba desmayado como muerto.
Y fue que se apartó de su presencia
su amo, y no le hallaba; y esto siente;
mirad hasta do llega el mal de ausencia.
Movióme a compasión ver su accidente;
díjele, lastimado: Ten paciencia,
que yo alcanzo razón, y estoy ausente .
Garcilaso de la Vega.
Autor del audio: Víctor Villoria
Música procedente de pixabay
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