El texto narrativo para Bachillerato

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By Víctor Villoria

El texto narrativo para Bachillerato

¿Has reflexionado alguna vez por qué desde pequeños sentimos una irresistible fascinación por las historias? ¿Qué nos impulsa a crear mundos imaginarios, a revivir experiencias pasadas o a transmitir conocimientos a través del relato? La respuesta radica en una de las capacidades más extraordinarias del ser humano: la narración. Esta forma privilegiada de comunicación no solo nos permite dar sentido a nuestra experiencia, sino que constituye el fundamento mismo de nuestra cultura, educación y comprensión del mundo.

A lo largo de este artículo exploraremos los elementos esenciales que conforman toda narración y descubriremos las características distintivas del lenguaje narrativo, herramientas fundamentales para comprender tanto los textos literarios como la comunicación cotidiana. Estos conocimientos te permitirán no solo analizar relatos con mayor profundidad, sino también desarrollar tus propias habilidades narrativas.

La narración

La narración es la manera de contar una secuencia o serie de acciones realizadas por personajes determinados a lo largo de un intervalo de tiempo específico. Se trata de una forma de comunicación escrita u oral cuya finalidad es relatar hechos reales o ficticios que suceden en un tiempo y espacio determinados. Esta modalidad discursiva presenta la realidad como una sucesión de acontecimientos que el emisor desea recrear en la mente del receptor.

Una característica fundamental de la narración es su capacidad de recrear la realidad, independientemente de que los hechos narrados sean auténticos o imaginarios. El objetivo primordial del autor es lograr que el lector o receptor visualice mentalmente los sucesos relatados, estableciendo así una comunicación eficaz y emotiva. En la narración predomina la función referencial del lenguaje, puesto que el interés se centra en los referentes del discurso, es decir, los hechos que se narran.

La narración trasciende los límites de la literatura para constituirse en un elemento esencial de la comunicación humana. Desde las conversaciones cotidianas hasta las noticias periodísticas, desde los relatos familiares hasta las grandes obras épicas, la narrativa actúa como vehículo privilegiado para transmitir conocimientos, experiencias y emociones. Su poder radica en la capacidad de dar coherencia temporal a los acontecimientos y establecer relaciones causales entre ellos.

Elementos de la narración

Toda narración, independientemente de su extensión, género o modalidad, está constituida por una serie de elementos fundamentales que la configuran como tal. Estos componentes esenciales son interdependientes y su adecuada articulación determina la calidad y efectividad del relato. Los elementos básicos de la narración son el narrador, los personajes, las acciones, el espacio, el tiempo y la trama.

El narrador

El narrador constituye la voz que cuenta la historia y no debe confundirse necesariamente con el autor. Se trata de una instancia narrativa que el escritor crea para transmitir el relato, pudiendo adoptar diferentes perspectivas y niveles de conocimiento sobre los acontecimientos. El narrador es quien organiza la trama y determina el punto de vista desde el cual se presentan los hechos.

Según la persona gramatical empleada, distinguimos varios tipos de narradores. El narrador en primera persona puede ser protagonista, cuando es el personaje principal quien cuenta su propia historia de manera subjetiva, o testigo, cuando es un personaje secundario que relata lo que le ocurre al protagonista desde su perspectiva de observador. Existe también la modalidad del monólogo interior, donde el narrador se dirige a sí mismo sin destinatario externo aparente.

El narrador en segunda persona es menos frecuente y puede ser interno, narrando desde la óptica de un protagonista o testigo, o externo, cuando un narrador omnisciente utiliza esta persona para mantener un vínculo directo con el lector. Por último, el narrador en tercera persona abarca diferentes modalidades: el omnisciente, que conoce todos los pensamientos, sentimientos y motivaciones de los personajes; el equisciente, que se centra únicamente en un personaje y desconoce los sentimientos del resto; y el observador, que narra como un personaje dentro del relato sin acceso a los pensamientos de otros.

Los personajes

Los personajes son los seres que protagonizan e intervienen en los acontecimientos narrados. Pueden representar personas, animales o cosas, y en el caso de estos dos últimos, adquieren características humanas mediante el recurso de la personificación. Los personajes pueden ser reales o ficticios, y a través de ellos se desarrollan los hechos y acontecimientos de la narración.

Según su función en el relato, distinguimos entre personajes principales y secundarios. Los protagonistas integran la organización de los acontecimientos y constituyen el núcleo alrededor del cual giran las acciones del relato. Los antagonistas se encargan de oponerse a las acciones del protagonista, creando el conflicto necesario para el desarrollo narrativo. Los personajes secundarios apoyan tanto a protagonistas como antagonistas, contribuyendo a completar la caracterización de los personales principales y enriqueciendo la trama.

El narrador presenta a los personajes mediante caracterización directa e indirecta. La caracterización directa consiste en describir explícitamente las cualidades físicas y psicológicas del personaje, mientras que la indirecta permite al lector inferir estas características a través de las acciones, diálogos y comportamientos del personaje. Esta presentación gradual contribuye a crear la verosimilitud necesaria para que el receptor se identifique con los personajes y participe emotivamente en la historia.

Las acciones

Las acciones constituyen la materia prima fundamental de todo texto narrativo. En toda narración es esencial que ocurra algo, que se produzcan acontecimientos que motiven el desarrollo de la historia. Estos eventos pueden organizarse siguiendo un orden cronológico tradicional o adoptar estructuras temporales más complejas.

La estructura narrativa clásica propuesta por Aristóteles organiza las acciones en tres partes fundamentales. La introducción presenta la situación inicial, los personajes principales y el contexto en el que se desarrollará la historia. Es el punto de partida que prepara al lector para los eventos posteriores y establece la normalidad que será alterada. El nudo constituye el desarrollo del conflicto o los sucesos que alteran la normalidad inicial. Incluye los eventos que incrementan la tensión narrativa y mantienen el interés del receptor. Finalmente, el desenlace corresponde al momento en que se resuelve el conflicto planteado, pudiendo tener un final cerrado con resolución clara o abierto con cierta ambigüedad.

Las acciones no siempre siguen una secuencia lineal. El narrador puede emplear recursos como la analepsis o flashback, que retrotrae la narración a acontecimientos pasados, o la prolepsis o flashforward, que adelanta eventos futuros. Estas alteraciones temporales enriquecen la estructura narrativa y permiten crear efectos de suspense, sorpresa o profundización psicológica.

El espacio

El espacio constituye el marco narrativo en el que se sitúan los acontecimientos y se desenvuelven los personajes. Puede tratarse de lugares reales o imaginarios, y su descripción contribuye a dotar la narración de mayor verosimilitud y credibilidad. El espacio no es meramente decorativo, sino que influye activamente en el desarrollo de la acción y en la caracterización de los personajes.

Podemos distinguir diferentes tipos de espacios narrativos. El espacio físico se refiere al lugar geográfico concreto donde transcurren los hechos, que puede ser urbano o rural, interior or exterior, real o fantástico. El espacio psicológico refleja el estado emocional y mental de los personajes, creando atmósferas que refuerzan los sentimientos y las situaciones narrativas. El espacio social engloba el ambiente sociocultural en el que se desarrolla la historia, incluyendo las costumbres, valores y estructuras sociales que condicionan las acciones de los personajes.

La descripción espacial requiere un equilibrio adecuado para no interrumpir excesivamente el ritmo narrativo. Los espacios deben presentarse de manera funcional, contribuyendo al desarrollo de la trama y a la caracterización de los personajes, evitando caer en descripciones puramente ornamentales que diluyan la atención del lector.

El tiempo

El tiempo narrativo presenta una complejidad particular que requiere distinguir entre diferentes niveles temporales. El tiempo externo o histórico indica la época y el momento histórico en que ocurren los hechos, proporcionando el contexto sociocultural necesario para comprender la narración. Una historia ambientada durante la Revolución Francesa tendrá características muy diferentes a una situada en la actualidad.

El tiempo interno se refiere al tiempo literario creado por el autor y abarca dos dimensiones fundamentales. El tiempo de la historia es el orden cronológico real en que ocurren los acontecimientos, mientras que el tiempo del relato es la forma en que el narrador organiza y presenta estos hechos al receptor. Esta distinción permite comprender las alteraciones temporales que enriquecen la estructura narrativa.

Las relaciones entre el tiempo de la historia y el tiempo del relato generan diferentes efectos narrativos. La desaceleración ocurre cuando se dedica más tiempo narrativo del necesario a un suceso histórico, permitiendo un análisis detallado de las emociones o situaciones. La aceleración resume períodos largos de tiempo en pocas páginas, incluyendo la elipsis, que omite directamente pasajes de la historia considerados menos relevantes para el desarrollo de la trama.

La trama

La trama constituye la estructura organizadora que articula todos los elementos narrativos en una unidad coherente. Se define como el orden cronológico de todas las anécdotas que componen la historia, presentadas por un narrador a un lector. La trama no consiste únicamente en una sucesión de acontecimientos, sino en la manera particular en que estos se relacionan causalmente y se organizan para crear sentido y producir un efecto determinado en el receptor.

Una trama efectiva debe presentar unidad, coherencia y progresión. La unidad asegura que todos los elementos contribuyan al desarrollo de la acción principal, evitando digresiones innecesarias. La coherencia garantiza que los acontecimientos se sucedan de manera lógica y verosímil, respetando las leyes internas del mundo narrativo creado. La progresión implica que la historia avance hacia un objetivo, manteniendo el interés del lector mediante la creación y resolución de conflictos.

El lenguaje de la narración

El lenguaje narrativo presenta características específicas que lo distinguen de otras modalidades discursivas y lo convierten en un instrumento eficaz para la transmisión de historias. Estas particularidades lingüísticas no son arbitrarias, sino que responden a las exigencias comunicativas propias de la narración: crear mundos verosímiles, desarrollar secuencias temporales coherentes y establecer una comunicación efectiva con el receptor.

Una de las características fundamentales del lenguaje narrativo es el predominio de las relaciones sintácticas de naturaleza causal y temporal. Dado que la narración consiste en el encadenamiento de sucesos, resulta frecuente el uso de conjunciones y locuciones conjuntivas que indiquen causa y consecuencia, así como adverbios y locuciones adverbiales de tiempo. También es habitual el empleo de la coordinación copulativa para señalar hechos que se van sumando unos a otros, creando una progresión narrativa fluida.

En cuanto a la modalidad oracional, es lógico el predominio de cláusulas aseverativas, ya que la narración tiene como función primordial presentar hechos como acontecimientos reales dentro del mundo narrativo. Esta característica contribuye a crear la verosimilitud necesaria para que el receptor acepte la realidad del mundo narrado, independientemente de que se trate de hechos reales o ficticios.

Características temporales del lenguaje narrativo

El fluir temporal constituye un aspecto básico y caracterizador de la narración, por lo que las formas verbales desempeñan un papel fundamental en el lenguaje narrativo. Los tiempos verbales más utilizados son los de aspecto perfectivo, es decir, aquellos que presentan la acción como acabada. Esta característica permite encadenar las distintas acciones una después de otras a medida que van concluyendo, creando la secuencia temporal propia de la narración.

El tiempo verbal más habitual en la narración es el pretérito perfecto simple o indefinido, que presenta los hechos como acontecimientos concluidos en el pasado. También son frecuentes los distintos tiempos compuestos, que igualmente poseen aspecto perfectivo y permiten establecer relaciones temporales complejas entre los diferentes acontecimientos narrados. Aunque es posible emplear el presente narrativo, especialmente en narraciones que buscan crear inmediatez y viveza, lo habitual es relatar los hechos como ya ocurridos.

La alternancia entre diferentes tiempos verbales permite crear efectos narrativos específicos. El imperfecto se utiliza para describir situaciones, estados o acciones habituales, proporcionando el trasfondo necesario para comprender los acontecimientos principales. El pluscuamperfecto establece anterioridad respecto a otros hechos pasados, mientras que el condicional puede expresar hechos hipotéticos o futuros desde la perspectiva del pasado narrativo.

El léxico narrativo

Por su significado, en el lenguaje narrativo abundan necesariamente los verbos de movimiento, de acción y de lengua. Los verbos de movimiento contribuyen a crear dinamismo y permiten seguir los desplazamientos de los personajes en el espacio narrativo. Los verbos de acción constituyen el núcleo semántico de la narración, ya que expresan los acontecimientos que configuran la trama. Los verbos de lengua resultan esenciales para introducir los diálogos y presentar las palabras y pensamientos de los personajes.

El vocabulario narrativo debe equilibrar la precisión descriptiva con la fluidez expresiva. En las narraciones literarias es habitual el empleo de un lenguaje cargado de recursos estilísticos como metáforas, comparaciones y adjetivación rica. Estos elementos contribuyen a crear imágenes vividas en la mente del lector y a dotar el relato de valor estético. En cambio, en narrativas no literarias como las noticias periodísticas, el lenguaje tiende a ser más informativo y directo, priorizando la claridad comunicativa sobre la elaboración estética.

Técnicas del discurso narrativo

El lenguaje narrativo dispone de diversas técnicas discursivas que enriquecen la expresión y permiten crear efectos comunicativos específicos. El estilo directo reproduce textualmente las palabras de los personajes, generalmente precedidas de un verbo introductor y delimitadas por signos tipográficos como guiones o comillas. Esta técnica aporta viveza y autenticidad a los diálogos, permitiendo que se escuchen directamente las voces de los personajes.

El estilo indirecto presenta las palabras de los personajes a través de la voz del narrador, introducidas por conectores como «que» y con las correspondientes adaptaciones temporales y pronominales. Esta técnica permite resumir diálogos extensos y mantener el control narrativo, aunque sacrifica parte de la inmediatez expresiva del estilo directo.

El estilo indirecto libre constituye una técnica más sofisticada que combina características del estilo directo e indirecto. En esta modalidad, los pensamientos, emociones y palabras de un personaje se insertan en la voz del narrador sin conectores ni marcadores explícitos. El narrador adopta ciertos rasgos del lenguaje del personaje, creando una fusión entre perspectivas que enriquece la narrativa al mostrar pensamientos y emociones de manera fluida. A diferencia del monólogo interior, el estilo indirecto libre se escribe en tercera persona, manteniendo la presencia del narrador aunque mezclada con la subjetividad del personaje.

Recursos estilísticos en la narración

Los recursos literarios constituyen herramientas fundamentales del lenguaje narrativo, especialmente en el ámbito literario. Estos mecanismos lingüísticos tienen como finalidad obtener un efecto estilístico específico, captando la atención del lector, sorprendiendo por su originalidad y poseyendo un gran poder sugerente y persuasivo. Su empleo permite una comunicación más eficaz y estéticamente rica.

Los recursos fónicos juegan con la sonoridad de las palabras para crear efectos expresivos. La aliteración consiste en la repetición de sonidos iniciales en varias palabras de una misma frase para crear un efecto musical o enfático. La onomatopeya representa o imita sonidos, fenómenos o acciones, añadiendo realismo y vivacidad a la narración. La paranomasia utiliza palabras con sonidos similares pero significados diferentes, pudiendo generar efectos cómicos, sorprendentes o lúdicos.

Los recursos semánticos actúan sobre el significado de las palabras para crear imágenes impactantes y transmitir emociones. La metáfora establece una comparación implícita entre dos elementos que comparten alguna característica significativa, siendo fundamental para transmitir emociones profundas de manera creativa. El símil realiza comparaciones explícitas utilizando conectores como «como» o «parece», creando imágenes visuales o emocionales claras que facilitan la comprensión. La personificación atribuye cualidades humanas a objetos, animales o conceptos abstractos, haciendo que el entorno narrativo cobre vida y se vuelva más dinámico.

Los recursos sintácticos están relacionados con la estructura de las oraciones y la disposición de las palabras. La anáfora repite una palabra o frase al comienzo de varias oraciones consecutivas, generando énfasis, ritmo y un efecto emocional acumulativo. El paralelismo emplea estructuras sintácticas similares para crear simetría y reforzar ideas. La gradación organiza elementos en orden ascendente o descendente de intensidad, creando efectos de tensión narrativa.

La función comunicativa del diálogo

El diálogo constituye un elemento esencial del lenguaje narrativo que cumple múltiples funciones comunicativas. A través del diálogo, los personajes cobran vida y se comunican entre sí, contribuyendo al desarrollo de la trama y la caracterización. Esta técnica literaria permite mostrar el carácter y la personalidad de los protagonistas mediante su tono de voz, ritmo de habla, expresiones y gestos, ayudando al lector a comprender mejor sus motivaciones y psicología.

El diálogo puede utilizarse para exponer información importante, mostrar las relaciones entre los personajes o crear tensión y conflicto. Además, constituye una herramienta útil para proporcionar detalles y pistas sobre la trama que serían difíciles de transmitir mediante la narración pura. Su mayor beneficio radica en su capacidad para hacer que una historia sea más interesante y fácil de seguir, rompiendo el ritmo y la monotonía de la narración descriptiva.

Para resultar eficaz, el diálogo debe ser realista y coherente con el personaje y la situación. Debe ajustarse a la época y el lugar en que se desarrolla la historia, evitando diálogos forzados o artificiales que pueden resultar incómodos para el lector y dañar la credibilidad de la narración. La coherencia con el contexto y la personalidad de los protagonistas es fundamental para mantener la verosimilitud del mundo narrativo.

Técnicas narrativas contemporáneas

La narrativa contemporánea ha desarrollado numerosas técnicas que enriquecen las posibilidades expresivas del lenguaje narrativo. Estas estrategias permiten a los autores crear efectos específicos, explorar la psicología de los personajes y experimentar con las estructuras temporales y perspectivas narrativas. Su dominio resulta esencial para comprender las obras literarias actuales y desarrollar habilidades analíticas sofisticadas.

El monólogo interior presenta directamente los pensamientos de un personaje sin la mediación de un narrador externo. Esta técnica permite al lector adentrarse en la mente del personaje y conocer sus reflexiones más íntimas, incluso aquellas que no son verbalizadas. A diferencia del estilo indirecto libre, el monólogo interior mantiene un orden lógico en las ideas expresadas, presentándolas como un discurso coherente dirigido hacia el interior del personaje.

El flujo de conciencia constituye una técnica similar al monólogo interior, pero con mayor espontaneidad y aparente desorganización. Los pensamientos y emociones del personaje se presentan tal como surgen, sin un orden lógico estructurado, incluyendo recuerdos, frases inacabadas e interrupciones subjetivas. Esta técnica resulta muy efectiva para representar el caos interno de un personaje o mostrar la complejidad de su mundo emocional.

La perspectiva múltiple permite contar la historia desde diferentes puntos de vista, narrando los eventos desde la óptica de varios personajes. Esta técnica ofrece una visión más rica y variada de los sucesos, siendo especialmente útil en novelas con tramas complejas donde es importante entender las distintas percepciones que los personajes tienen de los mismos hechos. La misma verdad se presenta desde perspectivas diversas, creando una comprensión más completa y matizada de la realidad narrativa.

Aplicaciones prácticas y ejemplos representativos

La comprensión teórica de los elementos narrativos y del lenguaje de la narración adquiere su verdadero valor cuando se aplica al análisis de textos concretos. Los cuentos tradicionales constituyen ejemplos perfectos para identificar la estructura clásica de introducción, nudo y desenlace. En «Los tres cerditos», la introducción presenta a los personajes y su decisión de construir casas independientes; el nudo desarrolla el conflicto con la llegada del lobo; y el desenlace resuelve la situación con la victoria del cerdito más trabajador.

La narrativa periodística ejemplifica la adaptación de las técnicas narrativas a contextos informativos. Las noticias emplean una estructura narrativa específica que comienza con la información más relevante y se desarrolla siguiendo criterios de importancia decreciente. Sin embargo, los reportajes y crónicas pueden adoptar estructuras más literarias, empleando técnicas como el flashback para contextualizar los acontecimientos o el diálogo para dar voz a los protagonistas de la noticia.

En el ámbito educativo, la narración didáctica emplea elementos narrativos para transmitir conocimientos de manera más atractiva y memorable. Las fábulas tradicionales combinan estructura narrativa con enseñanza moral, mientras que los textos de divulgación científica pueden adoptar forma narrativa para explicar procesos complejos o descubrimientos históricos, convirtiendo el conocimiento abstracto en relatos accesibles y comprensibles.

La narrativa autobiográfica y testimonial demuestra cómo las técnicas narrativas se aplican a la transmisión de experiencias reales. Los narradores protagonistas emplean la primera persona para relatar vivencias personales, utilizando recursos como la analepsis para recuperar memorias significativas o el diálogo reconstructivo para recrear conversaciones del pasado. La verosimilitud en estos casos no depende de la invención, sino de la capacidad del narrador para transmitir autenticidad emocional.

Importancia y aplicaciones en la actualidad

La narración trasciende ampliamente los límites de la literatura para constituirse en un elemento fundamental de la comunicación contemporánea. En la era digital, las técnicas narrativas han encontrado nuevos campos de aplicación, desde el marketing y la publicidad hasta las redes sociales y los medios audiovisuales. El storytelling empresarial utiliza principios narrativos para construir identidades corporativas y conectar emocionalmente con los consumidores, demostrando que el poder de las historias se extiende mucho más allá del ámbito literario.

En el contexto educativo actual, la competencia narrativa resulta esencial para el desarrollo integral de los estudiantes. La capacidad de comprender y producir textos narrativos no solo contribuye al dominio lingüístico, sino que favorece el desarrollo del pensamiento crítico y la inteligencia emocional. Las narrativas permiten explorar diferentes perspectivas, comprender motivaciones humanas complejas y desarrollar empatía hacia experiencias ajenas, habilidades fundamentales en una sociedad diversa y globalizada.

La preservación cultural encuentra en la narración uno de sus vehículos más poderosos. Las historias transmiten no solo información factual, sino también valores, creencias y formas de entender el mundo que caracterizan a diferentes comunidades. En este sentido, la narración actúa como un «mercado de significados» que permite el intercambio y la renovación constante de la vida social, contribuyendo al diálogo intercultural y a la comprensión mutua entre diferentes grupos humanos.

Los medios digitales han transformado las formas narrativas tradicionales, dando lugar a nuevos géneros como la narrativa transmedia, los relatos interactivos y los formatos multimedia. Estas innovaciones requieren dominar tanto las técnicas narrativas clásicas como las posibilidades expresivas de las nuevas tecnologías, creando experiencias comunicativas más ricas y participativas. La comprensión de los elementos narrativos fundamentales resulta más relevante que nunca para navegar efectivamente en este nuevo ecosistema comunicativo.

En el ámbito terapéutico y psicológico, la narrativa se emplea como herramienta de autoconocimiento y sanación. La terapia narrativa ayuda a las personas a reescribir sus historias personales, identificando patrones negativos y construyendo nuevas narrativas más positivas y empoderadoras. Esta aplicación demuestra el poder transformador de las historias no solo a nivel cultural, sino también individual, confirmando su papel central en la construcción de la identidad humana.

Conclusión integradora

La narración se revela como una de las capacidades más extraordinarias y distintivas del ser humano, constituyendo mucho más que una mera técnica literaria o comunicativa. A través del análisis de sus elementos fundamentales —narrador, personajes, acciones, espacio, tiempo y trama— hemos comprobado cómo estos componentes se articulan para crear universos narrativos coherentes y significativos. Cada elemento cumple una función específica, pero es su interacción armónica la que genera el poder evocador y transformador de las historias.

El lenguaje narrativo, con sus características temporales específicas, sus recursos estilísticos variados y sus técnicas discursivas sofisticadas, proporciona las herramientas necesarias para dar vida a mundos imaginarios o recrear realidades pasadas. Desde los tiempos verbales perfectivos que estructuran la secuencia temporal hasta los recursos retóricos que enriquecen la expresión, cada aspecto lingüístico contribuye a la eficacia comunicativa del relato. Las técnicas contemporáneas como el estilo indirecto libre o la perspectiva múltiple demuestran la constante evolución y sofisticación de las posibilidades narrativas.

La relevancia actual de estos conocimientos se extiende mucho más allá del aula o la crítica literaria. En una época caracterizada por la multiplicación de plataformas comunicativas y la democratización de la creación de contenidos, dominar los principios narrativos se convierte en una competencia esencial para la ciudadanía. Desde la comprensión crítica de los mensajes mediáticos hasta la construcción de narrativas personales coherentes, las habilidades narrativas permiten una participación más plena y consciente en la sociedad contemporánea.

La narración continúa siendo, en definitiva, una forma privilegiada de conocimiento y comunicación que nos permite dar sentido a la experiencia humana, preservar la memoria colectiva y construir puentes de comprensión entre diferentes perspectivas y culturas. Su estudio no solo enriquece nuestra competencia lingüística y literaria, sino que nos proporciona herramientas valiosas para comprender el mundo y participar activamente en su transformación. Te invitamos a profundizar en estas técnicas narrativas, reconociendo en cada historia que lees o creas la manifestación de una de las capacidades más extraordinarias de la humanidad: la capacidad de contar y, al hacerlo, de dar sentido a nuestra existencia.

Autor

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    Hola. Soy Víctor Villoria, profesor de Literatura actualmente en la Sección Internacional Española de la Cité Scolaire International de Grenoble, en Francia. Llevo más de treinta años como profesor interesado por las nuevas tecnologías en el área de Lengua y Literatura españolas; de hecho he sido asesor en varios centros del profesorado y me he dedicado, entre otras cosas, a la formación de docentes; he trabajado durante cinco años en el área de Lengua del Proyecto Medusa de Canarias y, lo más importante he estado en el aula durante más de 25 años intentando difundir nuestra lengua y nuestra literatura a mis alumnos con la ayuda de las nuevas tecnologías.

    Ahora soy responsable de esta página en la que intento seguir difundiendo nuestra literatura. ¡Disfrútala!

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