Juan Bautista Arriaza. Poema

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By Víctor Villoria

La función de las vacas

Grande alboroto, mucha confusión,

voces de “Vaya” y “Venga el boletín”,

gran prisa por sentarse en un tablón,

mucho soldado sobre su rocín;

ya se empieza el magnífico pregón,

ya hace señal Simón con el clarín,

el pregonero grita: “Manda el Rey”,

todo para anunciar que sale un buey.

 

Luego el toro feroz sale corriendo

(pienso que más de miedo que de ira);

todo el mundo al mirarle tan tremendo,

ligero hacia las vallas se retira;

párase en medio el buey, y yo comprendo

del ceño con que a todas partes mira

que iba diciendo en sí el animal manso:

“Por fin, aquí me matan y descanso”.

 

Sale luego a echar plantas a la plaza

un jaque presumido de ligero;

zafio, torpe, soez, y con más traza

de mozo de cordel que de torero;

vase acercando al toro con cachaza;

mas no bien llega a ver que el bruto fiero

parte tras él furioso como un diablo,

vuelve la espalda y dice: “Guarda, Pablo”.

 

Síguese a tan gloriosa maravilla

un general aplauso de la gente;

uno le grita: “Corre, que te pilla”;

otro le dice: “Bárbaro, detente”.

Y al escuchar lo que el concurso chilla,

iba diciendo el corredor valiente:

“Para qué os quiero, pies? dadme socorro.

¿No es corrida de bestias? Pues yo corro”.

 

A las primeras vueltas ya se halla

el toro solo en medio de la arena;

por no saber qué hacerse, va a la valla,

a ver si en algún tonto el cuerno estrena;

mas desde allí la tímida canalla,

que estando en salvo de valor se llena,

al pobre buey ablandan el cogote,

unos con pinchos, y otros con garrote.

 

En esto, con su capa colorada

sale a la plaza un malcarado pillo;

puesto en jarras, la vista atravesada,

y escupiendo al través por el colmillo,

dice con una voz agacharada:

“Echen, échenme acá el animalillo”;

mas viene el buey; él piensa que le atrapa;

quiere echarle la capa, pero escapa.

 

Hecha al fin la señal de retirada,

que en otras partes suele ser de entierro,

pues muere el animal de una estocada

o a las furiosas presas de algún perro,

sale el manso y pastor de la vacada,

y al reclamo del áspero cencerro,

la plaza al punto el buey desembaraza,

quedando otros más bueyes en la plaza.

Autor

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    Hola. Soy Víctor Villoria, profesor de Literatura actualmente en la Sección Internacional Española de la Cité Scolaire International de Grenoble, en Francia. Llevo más de treinta años como profesor interesado por las nuevas tecnologías en el área de Lengua y Literatura españolas; de hecho he sido asesor en varios centros del profesorado y me he dedicado, entre otras cosas, a la formación de docentes; he trabajado durante cinco años en el área de Lengua del Proyecto Medusa de Canarias y, lo más importante he estado en el aula durante más de 25 años intentando difundir nuestra lengua y nuestra literatura a mis alumnos con la ayuda de las nuevas tecnologías. Ahora soy responsable de esta página en la que intento seguir difundiendo nuestra literatura. ¡Disfrútala!

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