Bartolomé Argensola. A una mujer que se afeitaba…

En este poema nos encontramos varios rasgos barrocos: en primer lugar el tema de los afeites (maquillaje de la época); además aparece otro tema clásico que es lo engañoso de la naturaleza que no se nos muestra como es en realidad. El primero de los temas fue tratado también por Quevedo en tono jocoso; el segundo fue tratado a su vez por Calderón.

Góngora. Buena orina y buen color

Este poema es una composición humorística que hace referencia a la importancia de la orina y el buen color en la salud, en tono de burla y sarcasmo hacia los médicos de la época. El poema es una sátira que critica la forma en que algunos médicos evaluaban la salud en el pasado, enfocándose en la orina y su color; añade también comentarios irónicos sobre las prácticas médicas de la época.

Góngora. Suspiros tristes, lágrimas cansadas

El amor no correspondido es el tema de este poema de Góngora. Un hombre se deshace en lágrimas y no alberga ninguna esperanza. Fíjense en el verso 12 porque Blas de Otero utilizó el sintagma “Ángel fieramente humano” para titular su libro publicado en 1950.

Garcilaso. Soneto XXXVII

Un soneto en torno al mal de ausencia enfocado desde una original perspectiva basada en la comparación del autor con un perro que no es capaz de localizar a su amo

Garcilaso. Soneto I

Este poema se entronca en una tradición, que luego continuará Lope, en la que el autor se plantea desde el presente los pasos que le han llevado al lugar en que se encuentra. Es el primero de los sonetos del autor y parece hecho desde la perspectiva de un anciano. Es sin duda un inicial ejercicio literario.

Juan Boscán. Garcilaso.

Obsérvese en este soneto la desazón que Juan Boscán muestra ante la muerte de su amigo, con un claro tono elegíaco. Por otro lado cabe destacar la facilidad de la rima (sobre todo morfológica)

San Juan de la Cruz. Noche oscura

El camino del alma hacia Dios lo realiza el autor a través de un vocabulario amoroso de origen clásico. Estamos ante un estrofa renacentista (la lira) con un vocabulario amoroso tras el cual se esconde la religión, característica de la segunda parte del renacimiento español.

Góngora. Lloraba la niña.

Góngora, imitando las canciones tradicionales en verso menor, crea este famoso poema en el que nuevamente, al igual que en las jarchas y las cantigas de amigo, la mujer cobra un protagonismo esencial. ¡Una maravila!