El signo lingüístico. Características

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By Víctor Villoria

Introducción

El signo lingüístico es la unidad básica de estudio de la lingüística y constituye el elemento fundamental de toda comunicación humana. Fue Ferdinand de Saussure, considerado el padre de la lingüística moderna, quien estableció las bases teóricas para comprender su naturaleza y funcionamiento.

Definición del signo lingüístico

El signo lingüístico es una unidad compuesta por dos elementos inseparables, como las dos caras de una misma moneda:

  • Significante: Es la parte material del signo, es decir, la secuencia de sonidos (en el habla) o de letras (en la escritura) que percibimos. Por ejemplo, la palabra “árbol” pronunciada o escrita.
  • Significado: Es el concepto mental o la idea que asociamos al significante. En el ejemplo anterior, sería la imagen mental que tenemos de una planta de tronco leñoso con ramas.

La unión de ambos componentes es lo que forma el signo lingüístico completo.

Características del signo lingüístico

El signo lingüístico posee cuatro características fundamentales que explican su funcionamiento.

1. Arbitrariedad

La arbitrariedad es la característica más importante y significa que no existe una relación natural o lógica entre el significante y el significado. La conexión entre ambos es puramente convencional, basada en un acuerdo social dentro de una comunidad de hablantes.

  • Prueba de la arbitrariedad: La existencia de diferentes lenguas. El mismo significado (la idea de “perro”) se corresponde con significantes distintos en cada idioma: perro (español), dog (inglés), chien (francés), cane (italiano). No hay nada en los sonidos /p-e-r-r-o/ que obligue a asociarlos con ese animal en particular.
  • Excepción aparente: Las onomatopeyas (palabras que imitan sonidos, como miau o guau) parecen contradecir la arbitrariedad. Sin embargo, incluso estas son convencionales, ya que varían de una lengua a otra. Por ejemplo, el canto del gallo es quiquiriquí en español, pero cock-a-doodle-doo en inglés y cocorico en francés.

2. Linealidad

El carácter lineal se refiere a que los elementos del significante se presentan uno tras otro en una secuencia, ya sea en el tiempo (en el lenguaje hablado) o en el espacio (en la escritura).

  • No podemos pronunciar dos sonidos a la vez; se suceden de forma ordenada: /k-a-s-a/.
  • El orden de los elementos es crucial para distinguir significados: “gato” no es lo mismo que “toga”.

3. Inmutabilidad y Mutabilidad

Esta característica parece una contradicción, pero se explica al considerar el factor tiempo:

  • Inmutabilidad (visión sincrónica): En un momento determinado de la historia de una lengua, un hablante individual no puede cambiar un signo lingüístico a su antojo. La comunidad lingüística impone el uso del signo, que es inmutable para el individuo. Si alguien decidiera llamar “lapis” a una silla, nadie le entendería.
  • Mutabilidad (visión diacrónica): A lo largo del tiempo, los signos lingüísticos evolucionan y cambian. La lengua no es estática. Por ejemplo, la palabra latina FACTUM evolucionó a lo largo de los siglos hasta convertirse en la palabra española “hecho”. Otro ejemplo es la palabra “alienígena”, que antiguamente significaba “extranjero” y hoy se asocia con “extraterrestre”.

4. Doble articulación

Esta es una de las características más eficientes del lenguaje humano. Significa que el signo lingüístico puede descomponerse o articularse en dos niveles diferentes de unidades más pequeñas.

  • Primera articulación: En este nivel, descomponemos el signo en las unidades mínimas con significado, llamadas monemas. Los monemas pueden ser lexemas (la raíz que aporta el significado principal) o morfemas (que añaden información gramatical).
    Ejemplo: La palabra “gatitos” se articula en: gat- (lexema: animal felino) + -it- (morfema: diminutivo) + -o- (morfema: género masculino) + -s (morfema: número plural).
  • Segunda articulación: En este nivel, cada monema se descompone a su vez en las unidades mínimas sin significado propio, llamadas fonemas. Los fonemas son los sonidos de una lengua y su función es distinguir unos monemas de otros.
    Ejemplo: El monema “gat-” se articula en los fonemas /g/, /a/, /t/. Estos fonemas, por sí solos, no significan nada.

La doble articulación es un principio de economía lingüística: con un número limitado de fonemas (en español, 24), podemos crear un número ilimitado de palabras y mensajes.

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Autor

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    Hola. Soy Víctor Villoria, profesor de Literatura actualmente en la Sección Internacional Española de la Cité Scolaire International de Grenoble, en Francia. Llevo más de treinta años como profesor interesado por las nuevas tecnologías en el área de Lengua y Literatura españolas; de hecho he sido asesor en varios centros del profesorado y me he dedicado, entre otras cosas, a la formación de docentes; he trabajado durante cinco años en el área de Lengua del Proyecto Medusa de Canarias y, lo más importante he estado en el aula durante más de 25 años intentando difundir nuestra lengua y nuestra literatura a mis alumnos con la ayuda de las nuevas tecnologías. Ahora soy responsable de esta página en la que intento seguir difundiendo nuestra literatura. ¡Disfrútala!

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