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ToggleEl texto. Adecuación y coherencia
Definición y características principales de las propiedades textuales
Las propiedades textuales constituyen los pilares fundamentales sobre los que se construye cualquier comunicación eficaz. Entre ellas, la adecuación y la coherencia ocupan un lugar privilegiado, ya que determinan tanto la apropiación del mensaje al contexto como su organización interna lógica.
La adecuación textual se define como la propiedad por la cual el texto se adapta perfectamente al contexto discursivo en el que se produce. Esta característica implica que el emisor debe amoldar su mensaje considerando múltiples factores: los interlocutores involucrados, sus intenciones comunicativas, el canal de transmisión utilizado y todos aquellos parámetros situacionales que definen los diferentes registros lingüísticos. Un texto adecuado demuestra que su autor ha reflexionado conscientemente sobre la situación comunicativa y ha seleccionado los recursos lingüísticos más apropiados para cada contexto específico.
Por su parte, la coherencia textual representa el grado de organización que permite la comprensión del texto. Esta propiedad se manifiesta como una red compleja de relaciones que garantiza la conexión entre cada proposición y el contenido global, entre las diferentes partes del texto entre sí, y entre todo el contenido y la realidad exterior que los receptores conocen. La coherencia textual se construye mediante la selección cuidadosa y la organización jerárquica de la información, estableciendo un significado unitario que el receptor puede procesar de manera clara y precisa.
Ambas propiedades se distinguen de otros conceptos relacionados como la cohesión, que se centra específicamente en las conexiones sintácticas y las reiteraciones léxico-semánticas según las normas gramaticales. Mientras que la coherencia aborda la organización profunda del significado y la adecuación se ocupa de la adaptación contextual, la cohesión se encarga de los mecanismos superficiales que conectan las diferentes partes del texto.
Adecuación textual: definición
La adecuación textual constituye una propiedad fundamental que caracteriza a los textos bien construidos desde el punto de vista comunicativo. Esta cualidad se manifiesta cuando el emisor, al crear su mensaje, considera cuidadosamente todos los factores del acto comunicativo y adapta su discurso a cada uno de ellos de manera consciente y efectiva.
Desde una perspectiva más técnica, la adecuación representa la capacidad del texto para ajustarse perfectamente a la situación comunicativa. Esta propiedad asegura que el mensaje sea apropiado para su destinatario específico y para el contexto particular en el que se desarrolla la comunicación. Un texto adecuado demuestra que su autor ha logrado seleccionar, entre todas las posibilidades que ofrece la lengua, aquellas opciones más convenientes para la situación comunicativa concreta.
La adecuación se fundamenta en el reconocimiento de que la comunicación no es un proceso uniforme, sino que varía según múltiples circunstancias. Por ello, exige que los enunciados que conforman el texto se ajusten cuidadosamente a la situación, a los interlocutores, al canal empleado y al propósito comunicativo. Esta adaptación implica el uso del nivel lingüístico, registro y función comunicativa más apropiados en cada caso específico.
Elementos que hemos de tener en cuenta para considerar adecuado un texto
Para evaluar si un texto posee la propiedad de adecuación, debemos analizar diversos elementos interrelacionados que condicionan la efectividad comunicativa. Estos factores actúan de manera coordinada para garantizar que el mensaje alcance su objetivo de manera óptima.
El emisor y su intención comunicativa constituyen el primer elemento fundamental. La intención del emisor condiciona decisivamente la adecuación del texto, ya que puede perseguir objetivos muy variados: narrar un acontecimiento, describir una realidad, convencer al receptor, informar sobre un tema específico, dar instrucciones precisas o expresar sentimientos. El éxito del acto comunicativo depende en gran medida de que el receptor interprete correctamente esta intención y reaccione de manera apropiada ante ella. Estas intenciones se manifiestan habitualmente a través de las funciones del lenguaje y suelen emplear tipologías textuales específicas según su propósito.
El receptor y sus características representan otro factor crucial para la adecuación textual. Es fundamental considerar aspectos como la edad del destinatario, su nivel de conocimiento sobre el tema tratado, su grado de instrucción, sus intereses particulares, su capacidad de atención y su grado de familiaridad con el emisor. Un texto que no está adaptado adecuadamente a las características de su público puede generar incomprensión, desinterés o incluso rechazo por parte de los receptores.
La situación comunicativa abarca múltiples aspectos contextuales que influyen en la adecuación. Incluye el lugar donde se produce la comunicación (un aula, una oficina, un ambiente familiar, un espacio público), las circunstancias temporales, la presencia de ruido o elementos distractores, y el grado de formalidad que requiere el contexto. Un discurso académico tendrá características muy diferentes a una conversación informal entre amigos, precisamente porque las situaciones comunicativas son distintas.
El canal de comunicación también determina aspectos importantes de la adecuación. No es lo mismo comunicarse oralmente que por escrito, ni utilizar un medio digital que uno tradicional en papel. Cada canal impone sus propias limitaciones y ofrece sus particulares ventajas, lo que obliga al emisor a adaptar su mensaje a las características específicas del medio empleado.
El registro lingüístico constituye un elemento especialmente relevante para la adecuación. Se basa en la relación existente entre emisor y receptor, así como en las circunstancias específicas en que se produce la comunicación. Esta relación puede caracterizarse por la superioridad, igualdad o inferioridad entre los interlocutores, el conocimiento compartido entre ambos, las relaciones institucionalizadas que puedan existir (como la de profesor-alumno o jefe-empleado), y la actitud psicológica de cercanía o distancia emocional.
El ámbito de uso y el género discursivo representan factores adicionales que condicionan la adecuación textual. Cada ámbito socioinstitucional de comunicación obliga a emplear un lenguaje específico del discurso correspondiente. Por ejemplo, el ámbito académico requiere un registro formal y una terminología especializada, mientras que el ámbito familiar permite mayor flexibilidad y cercanía en el tratamiento.
Coherencia textual: Definición
La coherencia textual se define como la propiedad fundamental que permite que un texto sea interpretado como una unidad de información percibida de forma clara y precisa por el receptor. Esta cualidad esencial se construye mediante dos procesos complementarios: la selección cuidadosa de la información que se desea transmitir y su organización estructurada, todo ello sustentado en el conocimiento compartido entre emisor y receptor sobre el contexto y la realidad que los rodea.
Desde una perspectiva más técnica, la coherencia establece una relación lógica entre las distintas partes del texto, concibiéndolo como algo unitario y completo. Esta propiedad textual se encarga fundamentalmente de la información, siendo básicamente semántica y afectando a la organización profunda del significado del texto. Un texto coherente debe presentar una identidad de referencia o coherencia global temática, es decir, debe poseer un tema general capaz de relacionar armónicamente todas sus partes.
La coherencia textual funciona como el elemento unificador que permite que las diferentes proposiciones, párrafos y secciones de un texto mantengan una conexión lógica entre sí. Esta propiedad garantiza que exista una relación de conexión entre las unidades que constituyen el texto y una relación de adecuación entre el texto completo y su contexto, incluyendo la intención comunicativa del emisor. De esta manera, la coherencia asegura que el texto transmita un sentido completo y unitario, evitando la fragmentación o la desorganización que dificultarían su comprensión.
Aspectos que hemos de tener en cuenta
Para lograr y evaluar la coherencia textual, es necesario considerar diversos aspectos fundamentales que trabajan de manera coordinada para crear un mensaje unificado y comprensible. Estos elementos constituyen los pilares sobre los que se sustenta la organización lógica y efectiva de cualquier texto.
En primer lugar, la unidad temática constituye un requisito indispensable para la coherencia textual. Todos los enunciados que componen el texto deben girar en torno a un tema central, relacionándose unos con otros sin presentar contradicciones internas. Esta unidad temática implica que las demás ideas se articulan alrededor del tema principal para ampliarlo, desarrollarlo y justificarlo de manera lógica y progresiva. La ausencia de esta unidad temática genera textos fragmentados que confunden al receptor y comprometen la efectividad comunicativa.
La estructura interna lógica representa otro aspecto crucial de la coherencia textual. Las ideas deben estar organizadas y jerarquizadas siguiendo un orden determinado que puede ser temporal, de importancia, causal o cualquier otro criterio lógico apropiado para el tipo de texto. Esta organización puede seguir la estructura analizante (método deductivo), donde se presenta primero la idea general y luego se desarrollan los aspectos particulares, o la estructura sintetizante (método inductivo), donde se parte de casos específicos para llegar a una conclusión general.
La corrección gramatical y léxica constituye un tercer aspecto fundamental para la coherencia textual. Esta corrección se logra empleando las palabras apropiadas a la situación comunicativa y a la intencionalidad del texto, manteniendo una expresión correcta desde el punto de vista morfológico y sintáctico (concordancias, uso adecuado de preposiciones), y utilizando con precisión los marcadores discursivos. Sin esta corrección básica, el texto se vuelve incomprensible y pierde su capacidad de transmitir el mensaje deseado.
Finalmente, los conocimientos compartidos entre emisor y receptor en relación al contexto representan un aspecto esencial para la coherencia textual. El emisor debe considerar qué información posee su receptor sobre el tema tratado, evitando tanto la excesiva simplificación como la complejidad innecesaria que podría generar incomprensión.
Estructuración de la información
La estructuración de la información constituye uno de los pilares fundamentales para lograr la coherencia textual. Este aspecto se refiere a cómo se organiza y distribuye la información dentro del texto para garantizar que el receptor pueda seguir el desarrollo del mensaje de manera lógica y comprensible.
Una correcta estructuración de la información requiere que los datos se organicen lógicamente según un orden determinado, que puede ser cronológico, espacial, de importancia o cualquier otro criterio apropiado para el tipo de texto y su finalidad. Esta organización debe ser progresiva y seguir un esquema previo claramente definido para evitar los defectos característicos de la falta de orden, como la repetición innecesaria de ideas o la mezcla caótica de conceptos.
La estructuración efectiva implica también que cada idea se desarrolle en un párrafo o en una unidad independiente, facilitando así la comprensión y el seguimiento del texto. Es fundamental que exista una introducción inicial que presente el tema y oriente al receptor, así como un desarrollo organizado donde se desplieguen las ideas principales y secundarias, y frecuentemente un resumen o conclusión final que sintetice lo expuesto.
Además, la información nueva debe administrarse de forma progresiva, construyendo sobre lo ya conocido para facilitar la asimilación por parte del receptor. Esta progresión evita los saltos bruscos en el contenido que podrían confundir al lector y garantiza una transición fluida entre las diferentes partes del texto.
Progresión temática
La progresión temática se define como el mecanismo fundamental por el que se dosifica y organiza el desarrollo de la información en un texto. Este concepto representa uno de los fenómenos que más claramente manifiesta la cohesión textual, puesto que para que un texto presente esta propiedad debe desarrollar un tema o tópico de manera que progresivamente se vaya añadiendo información nueva a la información ya conocida por el contexto.
El concepto de progresión temática tiene sus raíces en los trabajos de los lingüistas de la Escuela de Praga, iniciados a mediados del siglo XX por investigadores como František Daneš, Vilém Mathesius y Jan Firbas. Estos especialistas estudiaron lo que denominaron la perspectiva funcional de la oración, segmentándola en dos partes fundamentales: el tema (información conocida y presentada previamente en el texto) y el rema (informaciones nuevas que se van aportando a lo largo del desarrollo del texto).
Según el modelo desarrollado por František Daneš, la progresión temática representa el armazón del texto, ya que supone la concatenación y conexión jerárquica de los temas. Este mecanismo permite la vigorización de la organización interna del texto, facilitando el encadenamiento de las informaciones y su disposición estructurada. Por esta razón, la progresión temática se considera uno de los mecanismos esenciales para la organización y jerarquización de los datos y conocimientos transmitidos por el emisor.
Existen tres tipos principales de progresión temática que pueden presentarse en los textos, aunque frecuentemente aparecen combinados en textos de cierta extensión. La progresión de tema constante se caracteriza porque a un mismo tema se le van asignando distintos remas, es decir, el mismo tema aparece en sucesivas oraciones con informaciones nuevas diferentes. Este esquema es el más simple y seguro, ya que el escritor no pone en peligro la interpretación al mantener siempre un punto común entre todas las oraciones.
La progresión temática lineal responde a una concatenación de temas, donde el rema de una proposición o parte de este se convierte en tema de la siguiente oración. Este tipo de progresión es frecuente en la exposición de acontecimientos en cadena, especialmente cuando uno es la causa del otro, creando una secuencia lógica que el receptor puede seguir fácilmente.
Finalmente, la progresión con temas derivados aparece cuando el texto se inicia con un tema general y de este se van desprendiendo subtemas relacionados con ese tema más amplio. Este tipo de progresión permite desarrollar diferentes aspectos de un concepto central, manteniendo la unidad temática mientras se exploran diversas dimensiones del asunto tratado.
Cantidad y calidad de la información
La cantidad y calidad de la información constituyen aspectos cruciales para lograr la coherencia textual, ya que determinan tanto la comprensibilidad como la efectividad comunicativa del mensaje. Estos elementos deben encontrar un equilibrio preciso para garantizar que el texto cumpla adecuadamente su función comunicativa sin generar confusión o desinterés en el receptor.
La cantidad de información se refiere a la determinación de cuál es la información pertinente y relevante para cada tipo de comunicación específica. Un texto coherente debe incluir todos los datos necesarios para la comprensión del mensaje, evitando tanto el exceso como el defecto informativo. El exceso de información se manifiesta a través de repeticiones innecesarias, redundancias que no aportan valor añadido, y la inclusión de datos irrelevantes que desvían la atención del tema central. Por el contrario, el defecto informativo se caracteriza por lagunas en el significado, exceso de presuposiciones o inclusión de datos implícitos que el receptor no domina suficientemente para comprender el mensaje.
Un texto coherente debe encontrar el punto medio exacto, proporcionando la información suficiente para que el receptor comprenda completamente el mensaje sin sobrecargar innecesariamente el contenido. Esta selección cuidadosa de la información requiere que el emisor tenga una comprensión clara tanto de su mensaje como de las características y conocimientos previos de su audiencia.
La calidad de la información se centra en evaluar si la información del texto es apropiada y está bien presentada. Las ideas deben ser claras y comprensibles, expuestas de forma completa, progresiva y ordenada, acompañadas de ejemplos apropiados, utilizando la terminología específica adecuada y empleando formulaciones precisas. La calidad informativa también implica redactar con lógica y congruencia hacia el conocimiento general de la realidad, evitando contradicciones internas y manteniendo la coherencia con el mundo real o imaginario que se representa en el texto.
Para garantizar la calidad informativa, el texto debe evitar ideas oscuras, falta de concreción, enunciados excesivamente teóricos o genéricos que no aporten valor específico al desarrollo del tema. Además, debe seguir las reglas lógicas fundamentales: la regla de repetición (el tema se retoma a lo largo del texto), la regla de progresión temática (el texto debe desarrollarse aportando ideas nuevas), la regla de no contradicción (los argumentos no pueden contradecir la tesis principal), y la regla de relación (los temas deben tener relación con el mundo imaginario o real que plantea el texto).
Ejemplos representativos y aplicaciones prácticas
Para comprender mejor cómo funcionan la adecuación y la coherencia textual en la práctica, resulta fundamental analizar ejemplos concretos que ilustren tanto los aciertos como los errores más comunes en la aplicación de estas propiedades textuales.
Ejemplo de inadecuación textual por relación emisor-receptor: Imaginemos que un médico, al redactar un informe sobre un paciente con una grave enfermedad, se deja llevar por sus sentimientos y escribe: “Sé perfectamente lo que está sufriendo; me gustaría decirle que no está solo y que siempre tendrá el apoyo de un ser humano, la mano amiga del que siente con usted, el abrazo cálido de los que le conocen y comparten su dolor”. Este texto resulta inadecuado porque los informes médicos son documentos objetivos donde los sentimientos personales del emisor deben quedar al margen, independientemente de la empatía que pueda sentir el profesional.
Ejemplo de inadecuación por situación comunicativa: Durante una ceremonia religiosa solemne como una misa funeral, dos personas conversan a voz alta sobre temas cotidianos: “¡Voy a preparar unas buenas lentejas, que tienen mucho hierro! ¡Pues yo tengo una sopa de verduras deliciosa y después unos filetes de pollo empanado como para chuparse los dedos!”. Esta situación demuestra una clara falta de adecuación, ya que el registro, el tono y el tema de conversación resultan completamente inapropiados para el contexto solemne en el que se produce la comunicación.
Ejemplo de texto incoherente: “El día comenzó con un cielo despejado. Había todavía charcos de agua de la lluvia del día anterior. La carretera estaba desierta y la chica abrió su bolso y sacó la llave. Nadie sabía qué ocurría en la casa. Había algunas nubes, pero el ladrón siguió trepando por la pared. Así que terminé la cena y me puse a ver la tele”. Este texto carece de coherencia porque presenta ideas inconexas, saltos temáticos abruptos, y cambios de perspectiva narrativa que imposibilitan la comprensión global del mensaje.
Ejemplo de progresión temática con tema constante: “Gabriel es inteligente. Es muy rápido pensando. Siempre dice cosas oportunas”. En este caso, el tema “Gabriel” se mantiene constante a lo largo de las tres oraciones (aunque esté elidido en la segunda y tercera), mientras que se van añadiendo diferentes remas o informaciones nuevas sobre sus características intelectuales.
Ejemplo de progresión temática lineal: “Esta mañana he estado en la peluquería. También estaba la vecina. Me ha dicho que…”. Aquí observamos cómo el rema de la primera oración (“en la peluquería”) se convierte en el tema implícito de la segunda (“también estaba [en la peluquería] la vecina”), y posteriormente “la vecina” se transforma en el tema de la tercera oración.
Importancia y aplicaciones en la actualidad
En el mundo contemporáneo, dominado por la comunicación digital y la sobrecarga informativa, la comprensión y aplicación de las propiedades textuales de adecuación y coherencia han adquirido una relevancia sin precedentes. Estas habilidades se han convertido en competencias esenciales para el éxito académico, profesional y social en una sociedad cada vez más interconectada y comunicativamente compleja.
En el ámbito educativo, la adecuación y coherencia textual constituyen elementos fundamentales para el desarrollo de la competencia discursiva de los estudiantes. Los docentes utilizan estos conceptos para diseñar estrategias didácticas que mejoren tanto la comprensión como la producción textual de sus alumnos. La progresión temática, por ejemplo, se emplea como herramienta pedagógica para enseñar a los estudiantes cómo estructurar sus ensayos, trabajos de investigación y presentaciones orales de manera lógica y comprensible.
En el mundo profesional, la capacidad de crear textos adecuados y coherentes resulta crucial para la comunicación empresarial efectiva. Desde la redacción de informes técnicos hasta la elaboración de propuestas comerciales o la gestión de la comunicación digital corporativa, los profesionales que dominan estas propiedades textuales demuestran mayor eficacia comunicativa y, por tanto, mejores perspectivas de desarrollo profesional.
En la comunicación digital y las redes sociales, la adecuación textual se manifiesta de formas nuevas y complejas. Los usuarios deben adaptar constantemente su registro lingüístico según la plataforma utilizada (LinkedIn, Instagram, Twitter, correo electrónico profesional), el tipo de audiencia y el propósito comunicativo. La brevedad impuesta por muchas plataformas digitales ha hecho aún más crucial la capacidad de crear mensajes coherentes y concisos que transmitan efectivamente la información deseada.
En el periodismo y la comunicación masiva, estas propiedades textuales resultan esenciales para garantizar que la información llegue de manera clara y apropiada a audiencias diversas. Los periodistas deben adaptar constantemente su estilo y registro según el medio, el público objetivo y el tipo de noticia, manteniendo siempre la coherencia informativa y la progresión temática adecuada para facilitar la comprensión del mensaje.
En el ámbito de la traducción e interpretación, la comprensión profunda de estas propiedades textuales permite a los profesionales no solo trasladar palabras de un idioma a otro, sino recrear la adecuación y coherencia originales en la lengua meta, considerando las diferencias culturales y contextuales que pueden afectar la recepción del mensaje.
En la inteligencia artificial y el procesamiento del lenguaje natural, estos conceptos se han vuelto fundamentales para desarrollar sistemas capaces de generar textos que no solo sean gramaticalmente correctos, sino también contextualmente apropiados y lógicamente estructurados. Los algoritmos más avanzados incorporan principios de adecuación y coherencia para producir contenidos que resulten naturales y útiles para los usuarios humanos.
Conclusión
El estudio de las propiedades textuales de adecuación y coherencia revela su carácter fundamental e imprescindible para cualquier acto comunicativo exitoso. Estas dos características no constituyen meros conceptos teóricos, sino herramientas prácticas que determinan la efectividad de nuestra comunicación cotidiana, desde las interacciones más simples hasta los discursos más complejos y especializados.
La adecuación textual, entendida como la capacidad del texto para adaptarse perfectamente al contexto discursivo, nos ha demostrado su importancia crucial para garantizar que nuestros mensajes sean apropiados, oportunos y efectivos. Los elementos que debemos considerar para lograr esta adecuación —desde las características del emisor y receptor hasta la situación comunicativa, el canal empleado y el registro lingüístico— funcionan como un sistema integrado que requiere atención consciente y reflexiva por parte de quien comunica.
Por su parte, la coherencia textual se revela como el principio organizador que permite que nuestros textos sean percibidos como unidades de información claras y comprensibles. Los aspectos fundamentales que hemos analizado —la estructuración lógica de la información, la progresión temática sistemática, y el equilibrio entre cantidad y calidad informativa— trabajan conjuntamente para crear textos que no solo transmiten información, sino que lo hacen de manera ordenada, lógica y accesible para el receptor.
La interrelación entre adecuación y coherencia resulta especialmente significativa, pues ambas propiedades se complementan y refuerzan mutuamente. Un texto puede estar perfectamente organizado internamente, pero si no se adapta a su contexto comunicativo, fracasará en su propósito. Del mismo modo, un mensaje contextualmente apropiado que carezca de organización lógica interna generará confusión y comprometerá su efectividad comunicativa.
En el contexto actual, caracterizado por la diversidad de canales comunicativos, la multiplicidad de audiencias y la velocidad de intercambio informativo, el dominio de estas propiedades textuales se ha convertido en una competencia esencial para el ciudadano del siglo XXI. Desde la educación formal hasta el desarrollo profesional, desde la participación cívica hasta las relaciones interpersonales, la capacidad de crear textos adecuados y coherentes determina en gran medida nuestro éxito comunicativo y, por extensión, nuestras posibilidades de participación plena en la sociedad contemporánea.
La reflexión sobre estas propiedades textuales nos invita a desarrollar una conciencia comunicativa más profunda, que reconozca la complejidad y riqueza del acto de comunicar. Al comprender los mecanismos que subyacen a la adecuación y coherencia textuales, nos convertimos en comunicadores más conscientes, capaces de analizar críticamente los textos que recibimos y de producir mensajes más efectivos y apropiados para cada situación comunicativa específica.
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Hola. Soy Víctor Villoria, profesor de Literatura actualmente en la Sección Internacional Española de la Cité Scolaire International de Grenoble, en Francia. Llevo más de treinta años como profesor interesado por las nuevas tecnologías en el área de Lengua y Literatura españolas; de hecho he sido asesor en varios centros del profesorado y me he dedicado, entre otras cosas, a la formación de docentes; he trabajado durante cinco años en el área de Lengua del Proyecto Medusa de Canarias y, lo más importante he estado en el aula durante más de 25 años intentando difundir nuestra lengua y nuestra literatura a mis alumnos con la ayuda de las nuevas tecnologías. Ahora soy responsable de esta página en la que intento seguir difundiendo nuestra literatura. ¡Disfrútala!
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