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Garcilaso de la Vega

Biografía

Garcilaso de la Vega


Nació en Toledo (¿1501?) En una familia ilustre que le permitió acceder a una educación esmerada (probablemente similar a la de los príncipes y en contacto con los humanistas como Pedro Mártir de Anglería) que le permitió desde muy temprano estar al lado del emperador Carlos V, como contino, y llevar a cabo delicadas misiones.

Políticamente apoyó al emperador contra los comuneros y combatió en distintas batallas contra los turcos y contra Francisco I. Tras un desencuentro con Carlos I por asistir a una boda de la que este no era partidario, fue desterrado a una isla del Danubio hasta que, por mediación del Duque de Alba, fue perdonado y enviado a Nápoles para desempeñar labores no estrictamente militares y donde tuvo la oportunidad de entrar en contacto directo con el renacimiento italiano y de implicarse directamente en la vida cultural. Este hecho es fundamental en su evolución poética. 

Una vez reincorporado a la vida militar y tras sufrir heridas en diferentes campañas, fue herido de muerte en el sitio de Fréjus, en la Provenza y murió posteriormente en Niza en octubre de 1536.

Como datos importantes en su biografía desde el punto de vista literario, cabe destacar el matrimonio con Elena de Zúñiga, en 1525, que no tendrá apenas repercusión en su obra, y la relación, un año después de su boda, con doña Isabel Freyre, una dama portuguesa de la emperatriz de la que se enamoró y que parece ser, aunque este dato no está absolutamente comprobado aunque sí admitido, es la Elisa de sus versos.

En este apartado es importante señalar que Garcilaso encarna a la perfección la figura del “cortesano” renacentista según lo definió Baltasar de Castiglione; es una mezcla de hombre de armas y de letras que no solo intervino en importantes misiones y batallas para Carlos I sino que además tenía amplios conocimientos del latín, del griego, del toscano y del francés y una obra poética admirada por sus contemporáneos.

No eran exactamente oficiales de la Casa del Rey, sino que generalmente eran hijos de las familias más prestigiosas del reino, equiparables a las damas de la reina, respecto a las hijas, que vivían en el palacio real durante su adolescencia y juventud. Existieron tanto en la Corona de Aragón como en la de Castilla y León, si bien en esta se desdoblaron entre los criados del rey (que estaban a su servicio y podían ser nobles o no) y los donceles, que eran nobles y que fueron adquiriendo funciones de guarda personal del rey, al mando del alcaide de los donceles, oficio creado por Alfonso XI a mediados del siglo XIV. El concepto en Castilla fue evolucionando hacia un oficio de características muy flexibles, según las órdenes e intereses reales en cada momento, que atribuía competencias político-administrativas concretas, y que tenía una retribución o quitación fija, además de las prebendas que el rey le asignara según su lealtad y encargos concretos.

Francisco Brines tiene un poema en torno a esta isla y a la estancia en ella de Garcilaso.

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