Comentario
Un poema en el que queda perfectamente reflejada la función de la mitología en el renacimiento. Los seres mitológicos, en este caso las ninfas, se convierten en personajes que escuchan las penas del autor. Este sufrirá un proceso de transformación que le hará deshacerse en líquido a través de las lágrimas e integrarse en el mítico río que ellas habitan para buscar consuelo a las penas de amor. El espacio en el que se desarrolla el poema no es sino un reflejo del “locus amoenus” que tantas veces aparecerá en nuestra poesía bajo diversas formas.