Un rato se levanta mi esperanza
mas, cansada de haberse levantado,
torna a caer, que deja, a mal mi grado,
libre el lugar a la desconfianza.
¿Quién sufrirá tan áspera mudanza
del bien al mal? ¡Oh, corazón cansado,
esfuerza en la miseria de tu estado,
que tras fortuna suele haber bonanza!
Yo mismo emprenderé a fuerza de brazos
romper un monte que otro no rompiera,
de mil inconvenientes muy espeso.
Muerte, prisión no pueden, ni embarazos,
quitarme de ir a veros, como quiera,
desnudo espíritu o hombre en carne y hueso.
“Mal mi grado”. Bien a mi pesar. La crítica considera que se trata de un italianismo.
Es un imperativo que el autor utiliza para animarse a sí mismo.
Borrasca o tempestad marina.
Sin ningún tipo de impedimento, de cualquier modo.
Ojo a este verso porque la adaptación del término “espíritu” a la grafía actual y la no aspiración actual de la h- inicial de “hombre” hacen que parezca que este verso tiene más sílabas de las necesarias. Recordemos que es un poema del S XVI adaptado gráfica y fonéticamente a nuestra época.