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ToggleLa serranilla “Moza tan fermosa” y su significado en la obra del Marqués de Santillana
La Serranilla VII, inmortalizada por su primer verso “Moza tan fermosa” y conocida como la Serranilla de la Finojosa, es una de las obras más destacadas de la lírica castellana del siglo XV. Escrita por Íñigo López de Mendoza, el Marqués de Santillana, esta pieza es fundamental para entender la evolución de la poesía española, logrando un equilibrio magistral entre la tradición popular y la refinada estética del amor cortés.
Contexto del poema: el mundo de las serranillas
La “Serranilla de la Finojosa” pertenece al género de la serranilla, un tipo de poema breve de origen popular que narra el encuentro en un entorno rural o montañoso (la sierra) entre un caballero y una pastora. El Marqués de Santillana, sin embargo, eleva este formato tradicional al infundirlo con la elegancia y los códigos del amor cortés. El poema presenta el deslumbramiento de un noble ante la belleza de una vaquera que, pese a su origen humilde, posee una gracia y un ingenio propios de una dama.
El encuentro y su significado
La historia comienza con un caballero, el propio poeta, perdido y cansado mientras viaja por una “tierra fragosa”. Este marco realista y adverso contrasta bruscamente con la escena que descubre: un paraje idealizado, un “verde prado de rosas e flores”, conocido en la tradición literaria como locus amoenus. En este escenario perfecto aparece la vaquera, cuya visión provoca en el caballero una admiración inmediata y profunda, un deslumbramiento característico de la estética del amor cortés.
La belleza de la joven es tan impactante que el poeta la idealiza al instante, llegando a dudar de su condición social (“apenas creyera que fuese vaquera”) y a compararla favorablemente con las “rosas de la primavera”. Esta visión le hace sentir que ha perdido su “libertad”, un sentimiento que, dentro de los códigos corteses, describe la subyugación del enamorado a la figura amada. Movido por la curiosidad y el galanteo, decide hablarle con un tratamiento refinado (“Donosa”) para descubrir su identidad.
El verdadero giro de la historia llega con el diálogo final, que subvierte todas las expectativas. La vaquera, lejos de ser una figura pasiva o impresionable, responde con una inteligencia y una seguridad sorprendentes. Con una sonrisa, demuestra haber comprendido las intenciones del caballero y rechaza su galanteo con una frase elegante y rotunda: “non es desseosa / de amar, nin lo espera”. Esta respuesta no solo pone fin al juego amoroso, sino que revela a una mujer autónoma, dueña de sí misma y consciente de su valor, que no se somete a los códigos del cortejo nobiliario.
Rasgos que hacen única a esta serranilla
- Fusión de lo culto y lo popular: Santillana utiliza una métrica de arte menor (versos octosílabos y tetrasílabos) y un lenguaje sencillo, propios de la lírica tradicional, pero los enriquece con los temas y actitudes del amor cortés.
- Una figura femenina revolucionaria: La vaquera es el gran acierto del poema. Su ingenio, dignidad y seguridad la elevan por encima de los estereotipos, presentándola como una mujer dueña de su destino.
- Subversión del amor cortés: Aunque el caballero actúa según los códigos corteses, la serrana los desmonta con su respuesta directa y realista, desafiando las convenciones del género.
- Musicalidad y estructura: El uso de un estribillo pegadizo y la brevedad de los versos dotan al poema de una gran musicalidad, lo que evoca su origen como pieza cantada y facilita su recuerdo.
El legado de la Vaquera de la Finojosa
La Serranilla de la Finojosa del Marqués de Santillana trasciende el simple poema de encuentro para convertirse en una obra maestra que celebra la inteligencia y la autonomía femenina a través de un personaje inolvidable. Su perfecto equilibrio estilístico y la frescura de su diálogo final la consagran como una de las composiciones más importantes de la literatura española medieval, cuyo encanto e ingenio siguen fascinando a los lectores de hoy.
Moza tan fermosa
non ví en la frontera,
como una vaquera
de la Finojosa.
Faciendo la vía
del Calatraveño
a Santa María,
vencido del sueño,
por tierra fragosa
perdí la carrera,
do ví la vaquera
de la Finojosa.
En un verde prado
de rosas e flores,
guardando ganado
con otros pastores,
la ví tan graciosa
que apenas creyera
que fuese vaquera
de la Finojosa.
Non creo las rosas
de la primavera
sean tan fermosas
nin de tal manera,
fablando sin glosa,
si antes supiera
de aquella vaquera
de la Finojosa.
Non tanto mirara
su mucha beldad,
porque me dexara
en mi libertad.
Mas dixe:–«Donosa
(por saber quién era),
¿aquella es la vaquera
de la Finojosa?…»
Bien como riendo,
dixo: –«Bien vengades;
que ya bien entiendo
lo que demandades:
non es desseosa
de amar, nin lo espera,
aquessa vaquera
de la Finojosa.»
Marqués de Santillana
Autor
-
Hola. Soy Víctor Villoria, profesor de Literatura actualmente en la Sección Internacional Española de la Cité Scolaire International de Grenoble, en Francia. Llevo más de treinta años como profesor interesado por las nuevas tecnologías en el área de Lengua y Literatura españolas; de hecho he sido asesor en varios centros del profesorado y me he dedicado, entre otras cosas, a la formación de docentes; he trabajado durante cinco años en el área de Lengua del Proyecto Medusa de Canarias y, lo más importante he estado en el aula durante más de 25 años intentando difundir nuestra lengua y nuestra literatura a mis alumnos con la ayuda de las nuevas tecnologías. Ahora soy responsable de esta página en la que intento seguir difundiendo nuestra literatura. ¡Disfrútala!
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