Adela Villoria. Amantes
Este pequeño relato pertenece a una colección de cuentos cortos que indagan en lo cotidiano para llegar a nuestras emociones más profundas.
Este pequeño relato pertenece a una colección de cuentos cortos que indagan en lo cotidiano para llegar a nuestras emociones más profundas.
Góngora, imitando las canciones tradicionales en verso menor, crea este famoso poema en el que nuevamente, al igual que en las jarchas y las cantigas de amigo, la mujer cobra un protagonismo esencial. ¡Una maravila!
Uno de los más bellos poemas de amor de Ángel González en su propia voz. Sin duda un lujo para disfrutar.
Desde la absoluta sencillez de Joan Margarit surge este poema que no abandona el tema del tiempo, del recuerdo, de la literatura…
Uno de los poemas más conocidos de este autor de inmensa cultura y que, en este caso, opta por una poesía que podríamos denominar de lo cotidiano. Es indudable la cercanía que transmite.
Escuchen en este caso la explicación previa del autor.
Francisca Aguirre tiene una obra tardía basada en la naturalidad, en el recuerdo de la infancia y en la reflexión sobre la vida y el pasado.
Este poema, y en realidad todo el libro del que procede, no es sino la expresión del asombro del poeta ante la contemplación de la naturaleza.
Este poema pone de manifiesto el concepto de Romancero nuevo, hecho por poetas a imitación de los antiguos. En este caso, al igual que muchos romances tradicionales, es narrativo pero incluye una serie de imágenes de una modernidad absoluta bajo una forma tradicional
El tema de la avecilla que promueve la melancolía de un prisionero es un tema repetido en otras literaturas, pero lo que diferencia este poema de los restantes es la ausencia de patetismo y la capacidad para centrarse en lo fundamental con el menor número de recursos posible. Se ha traducido a diversos idiomas.
Este romance es uno de los más difundidos por toda España y en Marruecos: no así en América, donde Cuba y Chile no nos ofrecen hasta ahora sino versiones incompletas.
Se funda este romance en los legendarios amores de Eginardo, secretario y camarero de Carlomagno, con Emma, la hija del emperador. El chocante detalle de la espada interpuesta en el lecho era un viejo símbolo jurídico indicador del respeto a la virginidad; el rey del romance interpone su espada como expresión de un imposible deseo de proteger la pureza de su hija, y, a la vez, como una acusación y una amenaza.
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