Este poema de Pedro Lezcano, conocido como “La maleta”, es un poderoso manifiesto de la poesía social y de raíz canaria. Su tema central es la defensa de la identidad y la tierra frente a la doble amenaza de la emigración forzosa, heredada de generaciones, y una nueva colonización militar y económica.
El tono del poema experimenta una transformación radical: comienza con una melancolía resignada, donde el poeta se dispone a repetir el exilio de sus ancestros, para evolucionar hacia una indignación y una firme rebeldía al tomar conciencia de la nueva agresión a su tierra.
La clave de lectura fundamental es el símbolo de la maleta. Inicialmente, representa el dolor histórico del exilio. Sin embargo, en un giro de empoderamiento, el poeta se niega a huir y la convierte en un arma de resistencia. Al regalar la maleta vacía al “forastero de la muerte”, invierte el ciclo de la derrota. El poema concluye con un grito de dignidad colectiva, exigiendo que sean los invasores quienes “cojan la maleta” y abandonen la tierra que no les pertenece.
Ya tengo preparada la maleta, una maleta grande,
de madera;
la que mi abuelo se llevó a La Habana, mi padre a Venezuela.
La tengo preparada: cuatro fotos, una escudilla blanca, una batea, un libro de Galdós y una camisa casi nueva.
La tengo ya cerrada y rodeándola un hilo de pitera.
Ha servido de todo. Como banco de viajar en cubierta,
y como mesa y, si me apuran mucho, como ataúd me han de enterrar en ella.
Yo no sé dónde voy a echar raíces. Ya las eché en la aldea.
Dejé el arado y el cuchillo grande, las cuatro fanegadas de la vieja…
—La hostelería es buena me dijeron. Y cogí la bandeja.
—Sí señor, no señor, lo que usted mande, servida está la mesa…
Yo por vivir entre los míos hago lo que sea.
Vi a las mujeres pálidas del norte arrebatarse como hogueras
y llevarse las caras como platos de mojo con morena,
tanto que aquí no dejan ni rubor para tener vergüenza…
Vi vender nuestras costas en negocios que no hay quién los entienda:
vendía un alemán, compraba un sueco,
¡y lo que se vendía era mi tierra!
Pero no importa, me quedé plantado. Aquí nací, de aquí nadie me echa. (Hasta que el otro día lo he sabido,
y he hecho de nuevo la maleta).
He sabido que pronto van a venir de afuera
técnicos de alambrar los horizontes, de encadenar la arena,
de hacer nidos de muerte en nuestras fincas, de emponzoñar el aire y la marea,
de cambiar nuestros timples por tambores, las isas por arengas,
las palabras de amor por ultimátums, por tumbas las acequias…
Si se instalan los técnicos del odio sobre nuestras laderas,
los niños africanos, desvelados bajo la lona de sus tiendas,
mirarán con horror las siete islas, no como siete estrellas,
sino como las siete plagas bíblicas, las siete calaveras
desde donde su muerte, y nuestra muerte, indefectiblemente se proyectan.
Yo por mi parte cojo la maleta.
La maleta que el viejo se llevó a las Américas
en un barquillo de dos proas.
¡Qué valientes barquillas atuneras! Tienen dos proas, una a cada lado, para que nunca retrocedan.
Vayan a donde vayan siempre avanzan.
¿Quién dijo popa? ¡Avante a toda vela! Y yo… voy a marcharme, reculando.
Voy a dejar que crezca sobre esta tierra mía toda la mala hierba.
Voy a volver la espalda al forastero
que vendrá con sus máquinas de guerra para ensuciar de herrumbre las auroras, de miedo las conciencias…
Pensándolo mejor, voy a sacar de la vieja maleta
el libro, la escudilla, la camisa, la batea,
Voy a pintar y a barnizar de nuevo su gastada madera,
voy a quitarle el hilo y a ponerle la cerradura nueva.
Y con ella vacía
me acercaré a La Isleta,
y al primer forastero de la muerte que llegue a pisar tierra
se la regalo, para siempre suya,
y que la use y nunca la devuelva.
¡No quiero más maletas en la historia de la insular miseria!
Ellos, ellos,
que cojan ellos la maleta.
Los invasores de la paz canaria que cojan la maleta.
Los que venden la tierra que no es suya que cojan la maleta.
Los que ponen la muerte en el futuro que cojan la maleta.
¡Que cojan la maleta,
que cojan para siempre la maleta!
Pedro Lezcano, Biografía poética, 1986
Autor del audio: Víctor Villoria
Autor
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Hola. Soy Víctor Villoria, profesor de Literatura actualmente en la Sección Internacional Española de la Cité Scolaire International de Grenoble, en Francia. Llevo más de treinta años como profesor interesado por las nuevas tecnologías en el área de Lengua y Literatura españolas; de hecho he sido asesor en varios centros del profesorado y me he dedicado, entre otras cosas, a la formación de docentes; he trabajado durante cinco años en el área de Lengua del Proyecto Medusa de Canarias y, lo más importante he estado en el aula durante más de 25 años intentando difundir nuestra lengua y nuestra literatura a mis alumnos con la ayuda de las nuevas tecnologías. Ahora soy responsable de esta página en la que intento seguir difundiendo nuestra literatura. ¡Disfrútala!
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