Balbuena, Bernardo de
Mientras que por la limpia y tersa frente
Bernardo de Balbuena logra con este soneto parafrasear a Garcilaso como homenaje a su figura y como ejemplo de la pervivencia del tópico.
Mientras que por la limpia y tersa frente
ese cabello de oro ensortijado
al fresco viento vuela enmarañado
sobre las tiernas rosas del Oriente;
mientras la primavera está presente,
de ese clavel, sobre marfil sentado,
coged las flores y alegrías del prado,
que el tiempo corre, huye y no se siente.
¿De qué fruto os será la hermosura
cuando el invierno vista de su nieve
la lumbre de oro y encarnadas rosas?
Si la edad pasa, el tiempo la apresura
las hojas vuelan y en su curso breve
hallan y tienen fin todas las cosas.
Bernardo de Balbuena
Perdido ando, señora, entre la gente
Este poema ya había sido glosado por Manrique, por Francisco de Figueroa y por Lope. La estructura es manierista: primero se parte de una acumulación enumerativa de términos (v. 2) que se irán analizando individualmente a lo largo del poema para recopilar los elementos diseminados en el último verso.
Perdido ando, señora, entre la gente
sin vos, sin mí, sin ser, sin Dios, sin vida:
sin vos porque de mí no sois servida[1],
sin mí porque sin vos no estoy presente;
sin ser porque del ser estando ausente
no hay cosa que del ser no me despida[2];
sin Dios porque mi alma a Dios olvida
por contemplar en vos continuamente;
sin vida porque ausente de su alma
nadie vive, y, si ya no estoy difunto
es en fe de esperar vuestra venida.
¡Oh bellos ojos, luz preciosa y alma,
volved a mirarme, volveréisme al punto
a vos, a mí a mi ser, mi dios, mi vida!
Bernardo de Balbuena
[1] Porque rechazáis mi amor. La idea del amor como servicio es una reminiscencia del amor cortés.
[2] O sea, sin mi propio ser porque, al estar lejos de la amada no hay cosa que me devuelva o me reconcilie con mi espíritu.