Hurtado de Mendoza. El autor y su obra

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By Víctor Villoria

Hurtado de Mendoza. El autor y su obra. 

Diego Hurtado de Mendoza y Pacheco (1503-1575) representa una de las personalidades más fascinantes y completas del Renacimiento español. Diplomático, humanista, poeta, historiador y posible novelista, encarnó el ideal del hombre renacentista que conjugaba las armas con las letras. Su figura trasciende las fronteras de lo puramente literario para situarse como una de las voces más influyentes de la España del siglo XVI, conectando la tradición clásica con las innovaciones renacentistas y estableciendo puentes culturales entre España e Italia.

Primeros años y formación intelectual

Diego Hurtado de Mendoza nació en la Alhambra de Granada hacia 1503 o 1504, en el seno de una de las familias más poderosas e ilustres de España. Su padre, Íñigo López de Mendoza y Quiñones, conde de Tendilla y capitán general del reino de Granada, había sido designado por los Reyes Católicos como alcalde perpetuo de la Alhambra tras la reconquista. Su madre, Francisca Pacheco y Portocarrero, hija de Juan Pacheco, marqués de Villena, vinculaba al joven Diego con otra de las grandes casas nobiliarias castellanas.

La formación intelectual de Hurtado de Mendoza fue extraordinariamente sólida y cosmopolita. Su padre, siguiendo la tradición familiar de los Mendoza de unir las armas con las letras, procuró a sus hijos una educación esmerada. En Granada, Diego tuvo como maestro a Pedro Mártir de Anglería, el célebre humanista italiano que había sido traído desde Italia precisamente para instruir a los hijos del conde de Tendilla. Anglería, cronista de Indias y figura clave del humanismo español, proporcionó al joven una base sólida en las lenguas clásicas y el pensamiento renacentista.

Posteriormente, Diego amplió su formación en la Universidad de Salamanca, donde perfeccionó sus conocimientos del latín, griego, árabe y hebreo. Esta formación políglota, excepcional para su época, le permitiría más tarde destacar como diplomático y humanista en las cortes europeas. El entorno multicultural de la Granada recién reconquistada, donde convivían tradiciones cristianas, musulmanas y judías, marcó profundamente su visión del mundo y su sensibilidad intelectual.

Carrera literaria y contexto histórico

La carrera de Hurtado de Mendoza se desarrolló paralelamente a los grandes acontecimientos de la España imperial del siglo XVI. Tras completar su formación universitaria, se incorporó al servicio del emperador Carlos V, iniciando una brillante carrera diplomática que lo llevaría por las principales cortes europeas. En 1537 fue nombrado embajador en Inglaterra, con la misión de negociar el matrimonio de Enrique VIII con la duquesa de Milán. Aunque la misión no tuvo éxito, demostró sus dotes diplomáticas.

Su destino más significativo fue Venecia, donde permaneció como embajador entre 1539 y 1547. Esta estancia italiana resultó fundamental para su desarrollo intelectual y literario. En Venecia estableció contacto con las figuras más destacadas del humanismo italiano, incluyendo a Pietro Bembo, Paolo Giovio, Aretino y Tiziano. Durante estos años se forjó su reputación como bibliófilo, poeta, cortesano y mecenas, reuniendo una extraordinaria biblioteca que incluía manuscritos griegos, latinos y orientales.

En 1545 fue nombrado representante imperial en el Concilio de Trento, donde sus actividades estuvieron orientadas a defender los intereses de Carlos V frente al papado y Francia. Posteriormente ocupó los cargos de embajador en Roma y gobernador de Siena (1547-1552). Sin embargo, la pérdida de Siena ante una sublevación apoyada por Francia marcó el fin de su brillante carrera diplomática y su caída en desgracia.

Durante el reinado de Felipe II, la situación de Hurtado de Mendoza se complicó progresivamente. Un violento incidente con Diego de Leyva durante la agonía del príncipe don Carlos en 1568 provocó la ira real, que lo condenó al destierro, primero en Medina del Campo y posteriormente en Granada. Este destierro granadino (1568-1574) coincidió con la rebelión de los moriscos de las Alpujarras, acontecimiento que presenció directamente y que posteriormente inmortalizaría en su obra maestra histórica.

Análisis de obras principales

“Guerra de Granada” constituye la obra cumbre de Hurtado de Mendoza como historiador y prosista. Escrita durante su destierro granadino, esta crónica narra la rebelión de los moriscos de las Alpujarras entre 1568 y 1571, desde sus causas profundas hasta el asesinato de Aben Aboó en 1571. La obra trasciende el mero relato histórico para convertirse en una reflexión profunda sobre la convivencia, la intolerancia y las políticas imperiales. Hurtado de Mendoza, testigo directo de los acontecimientos y conocedor íntimo del mundo morisco desde su infancia en la Alhambra, ofrece una perspectiva equilibrada que defiende frecuentemente al mundo islámico frente a la dureza de la represión cristiana. Su estilo recuerda a los grandes historiadores clásicos como Salustio y Tácito, incorporando discursos, retratos psicológicos y reflexiones morales que elevan la narración histórica al nivel de la gran literatura. La obra, que no se publicó hasta 1627, cincuenta y dos años después de la muerte del autor, representa uno de los testimonios más valiosos y literariamente elaborados de los conflictos religiosos y culturales de la España del siglo XVI.

Desde el siglo XVII, numerosos eruditos han atribuido a Diego Hurtado de Mendoza la autoría del Lazarillo de Tormes, la primera novela moderna española. En 2010, la investigadora Mercedes Agulló descubrió documentos en el archivo de Juan López de Velasco que incluían la frase “legajo de correcciones hechas para la impresión de Lazarillo y Propaladia”, aparentemente relacionada con los papeles de Hurtado de Mendoza. Esta atribución, aunque no definitivamente probada, resulta verosímil por varios motivos: la formación humanística del autor, su conocimiento íntimo de los ambientes sociales descritos en la novela, su experiencia literaria en géneros innovadores y, especialmente, la necesidad de anonimato que explicaría por qué un noble de su rango no firmó una obra que criticaba duramente las instituciones de su tiempo. Si esta atribución fuera cierta, Hurtado de Mendoza habría sido no solo un poeta destacado sino el creador del género picaresco, inaugurando una tradición narrativa que influiría decisivamente en el desarrollo de la novela europea.

La producción poética amorosa de Hurtado de Mendoza se articula principalmente en torno a su proyecto incompleto de cancionero dedicado a Marfira, identificada con Marina de Aragón, dama de la nobleza italiana. Aunque esta línea poética representa quizás lo menos innovador de su producción lírica, muestra su dominio de la métrica petrarquista y su capacidad para adaptar los tópicos amorosos renacentistas. Sus versos amorosos, más duros y vacilantes que los de Garcilaso, revelan sin embargo una personalidad poética original que no se limita a la imitación servil de los modelos italianos. La incorporación de epístolas familiares y satíricas dentro del corpus amoroso confiere a este conjunto una amenidad inesperada que lo diferencia de otros cancioneros de la época. Esta poesía amorosa documenta también sus relaciones con cortesanas famosas como Lucrecia Ruperta y su prolongada relación con una judía veneciana, aspectos que revelan la complejidad vital del personaje.

La “Fábula del cangrejo” representa una de las creaciones más originales y características de Hurtado de Mendoza en el ámbito de la poesía erótica y burlesca. Escrita en octavas reales, esta fábula mitológica narra con extraordinaria causticidad y sutileza la historia de una ninfa marina atacada por un cangrejo, desarrollando una alegoría erótica de evidente intención didáctica. La obra destaca por su habilidad para combinar el registro culto del mito clásico con un contenido irreverentemente sexual, utilizando las convenciones de la fábula esópica para crear una narración de gran fuerza cómica. Hurtado de Mendoza se muestra aquí como precursor de la poesía burlesca que triunfaría en el Barroco, anticipando las innovaciones métricas y temáticas que desarrollarían posteriormente autores como Quevedo. Esta línea burlesca, influida por los modelos de Francesco Berni, sería decisiva en el desarrollo de los géneros satíricos en la literatura española posterior.

Estilo literario y aportaciones

Diego Hurtado de Mendoza destaca por la extraordinaria variedad y experimentación de su producción poética, muy superior en diversidad a la de sus contemporáneos Garcilaso y Boscán. Su obra se desarrolla en tres líneas fundamentales que revelan su dominio técnico y su capacidad innovadora. En primer lugar, cultivó la poesía amorosa de corte petrarquista, aunque con menor fortuna formal que Garcilaso, compensando esta deficiencia con una mayor personalidad y originalidad temática.

Su segunda gran aportación reside en la renovación de la poesía octosilábica tradicional, especialmente de la redondilla. Hurtado de Mendoza incorporó la agudeza conceptual como mecanismo estructurador del poema, llegando incluso a escribir cartas en este metro tradicional. Lope de Vega reconocía esta maestría al preguntarse retóricamente “¿Qué cosa aventaja a una redondilla de don Diego Hurtado de Mendoza?”. Esta renovación de las formas métricas populares castellanas representa una síntesis original entre tradición e innovación característica del Renacimiento español.

La tercera línea, y quizás la más influyente, consiste en la introducción en España de géneros renacentistas ajenos al petrarquismo. Hurtado de Mendoza fue pionero en la composición de epístolas horacianas en tercetos encadenados, modelo que se impondría en la poesía posterior frente a la opción del endecasílabo suelto de Garcilaso. Su “Epístola a Boscán ejemplifica magistralmente este género, adaptando los temas horacianos del “nil admirari” y la filosofía estoica al contexto renacentista español. Asimismo, fue el primer poeta español en componer una fábula mitológica en octavas reales con su “Fábula de Adonis, Hipómenes y Atalanta”, estableciendo un precedente para el desarrollo posterior de este género.

Su dominio de las lenguas clásicas y orientales (latín, griego, árabe y hebreo) le permitió ser el introductor en la literatura española de traducciones e imitaciones de epigramas de la Antología Planudea. Esta labor de traducción y adaptación conectó directamente la tradición poética española con las fuentes clásicas, enriqueciendo el acervo literario nacional. La influencia de Hurtado de Mendoza en la poesía erótica, satírica y burlesca sería decisiva para el desarrollo de estos géneros en el Barroco, anticipando muchas de las innovaciones estilísticas y temáticas que caracterizarían la literatura del siglo XVII.

Legado e influencia

El legado de Diego Hurtado de Mendoza trasciende ampliamente los límites de su obra literaria para proyectarse sobre múltiples aspectos de la cultura española. Su biblioteca, una de las más importantes de la Europa renacentista, fue legada a Felipe II y pasó a formar parte de la Biblioteca Real de El Escorial. Esta extraordinaria colección de manuscritos griegos, latinos y orientales, parcialmente perdida en el incendio de 1671, representaba uno de los testimonios más valiosos del humanismo español del siglo XVI. Como mecenas, protegió a figuras destacadas del Renacimiento italiano como Aretino, Vasari y Tiziano, estableciendo puentes culturales fundamentales entre España e Italia.

Su influencia en el desarrollo de la poesía española resulta fundamental y duradera. La renovación de la redondilla y la poesía octosilábica que realizó influyó decisivamente en poetas posteriores, desde Lope de Vega hasta los grandes maestros del Barroco. Su introducción de la epístola horaciana en tercetos encadenados se convirtió en el modelo dominante para este género en la poesía española de los Siglos de Oro. La poesía erótica y burlesca que desarrolló, influida por Francesco Berni, anticipó muchas de las características estilísticas que definirían posteriormente la obra de Quevedo y Góngora.

Como historiador, la “Guerra de Granada” estableció un modelo de escritura histórica que combina el rigor documental con la elaboración literaria, influyendo en cronistas posteriores. Su estilo, que evoca a Salustio y Tácito, representa una síntesis magistral entre la tradición clásica y las exigencias narrativas modernas. La posible autoría del Lazarillo de Tormes le otorgaría un lugar excepcional en la historia de la narrativa europea como creador del género picaresco, una de las aportaciones más originales de España a la literatura universal.

Su figura encarna el ideal del humanista renacentista que conjuga la actividad política, diplomática, militar y literaria. Esta síntesis vital, característica del Renacimiento pero escasa en la literatura española, convierte a Hurtado de Mendoza en un modelo paradigmático del intelectual comprometido con su tiempo. Su correspondencia diplomática y familiar ofrece una imagen completísima del humanista mundano, culto, irónico y finalmente desengañado que representa como pocos la complejidad del siglo XVI español.

La relevancia actual de su obra reside en su capacidad para testimoniar las tensiones culturales, religiosas y políticas de la España imperial. Su visión equilibrada del conflicto morisco, su comprensión de la diversidad cultural mediterránea y su perspectiva cosmopolita ofrecen claves interpretativas valiosas para comprender los procesos de encuentro y conflicto entre civilizaciones. Su influencia perdura en la poesía y la historia de España, y su legado sigue siendo fuente de inspiración para estudiosos y lectores de la literatura áurea, confirmando su posición como una de las figuras más completas y fascinantes del Renacimiento español.

Autor

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    Hola. Soy Víctor Villoria, profesor de Literatura actualmente en la Sección Internacional Española de la Cité Scolaire International de Grenoble, en Francia. Llevo más de treinta años como profesor interesado por las nuevas tecnologías en el área de Lengua y Literatura españolas; de hecho he sido asesor en varios centros del profesorado y me he dedicado, entre otras cosas, a la formación de docentes; he trabajado durante cinco años en el área de Lengua del Proyecto Medusa de Canarias y, lo más importante he estado en el aula durante más de 25 años intentando difundir nuestra lengua y nuestra literatura a mis alumnos con la ayuda de las nuevas tecnologías. Ahora soy responsable de esta página en la que intento seguir difundiendo nuestra literatura. ¡Disfrútala!

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