Yo lo noto: cómo me voy volviendo
menos cierto, confuso,
disolviéndome en aire
cotidiano, burdo
jirón de mí, deshilachado
y roto por los puños.
Yo comprendo: he vivido
un año más, y eso es muy duro.
¡Mover el corazón todos los días
casi cien veces por minuto!
Para vivir un año es necesario
morirse muchas veces mucho.
Ángel González, Áspero mundo, 1956
Autor del audio: El propio autor del poema
Audio procedente de ACEC
Juana de Ibarbourou. La pequeña llama
Antonio Colinas. La prueba.
José Hierro. Mañana primera
Saulo Torón. Playa de las Canteras
Ángel González. Ayer
Alberti. Sueño del marinero
Aquí, Madrid, mil novecientos
cincuenta y cuatro: un hombre solo.
Un hombre lleno de febrero,
ávido de domingos luminosos,
caminando hacia marzo paso a paso,
hacia el marzo del viento y de los rojos
horizontes —y la reciente primavera
ya en la frontera del abril lluvioso…—
Aquí, Madrid, entre tranvías
y reflejos, un hombre: un hombre solo.
—Más tarde vendrá mayo y luego junio,
y después julio y, al final, agosto—.
Un hombre con un año para nada
delante de su hastío para todo.
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Autor del audio: El propio autor del poema
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