Sentarse aquí, esta hora
de la tarde que abdica.
Sentir que la distancia se incorpora
dentro de la conciencia y ahí repica
a eternidad.
Mirar.
Cumplir hoy ese oficio tan profundo:
mirar, mirar el mundo,
pensarlo, amarlo, amar, pensar, amar.
Ver la colina; verla bien.
El monte,
el camino, la tierra, la retama:
verlo… Ver la lección del horizonte:
su sonrisa de llama.
¿Qué hace brillar la tarde? ¿el viejo pulso
del tiempo? ¿la hora de oro? ¿la amistad apasionada
de la luz y los olmos? ¿el impulso
casi de tierra ya de la mirada?
Sentir el fondo de la edad; la lumbre
del ser junto al no ser.
Ver la pasión severa de la cumbre.
Emocionarse, sí: mirar y ver.
Emocionarse ante esto que es tan breve
y que tanto se ama.
Recordar al maestro aquí, frente a la nieve
serena del sereno Guadarrama.
Las piedras, 1963
Autor del audio: El propio autor del poema
Audio procedente de ACEC