Fonética y fonología. El sistema fonológico del español

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By Víctor Villoria

INTRODUCCIÓN

Como sabemos, las lenguas naturales se caracterizan por ser procedimientos semiológicos orales. Esto quiere decir que esencialmente la actividad lingüística tiene lugar mediante la emisión de sonidos articulados.

Todo signo lingüístico consta de dos partes interrelacionadas pero fácilmente discernibles: el significante (realidad directamente perceptible por los sentidos) y el significado (concepto evocado por el significante).

En este tema trataremos dos disciplinas lingüísticas que estudian el significante desde diferentes puntos de vista: la fonética y la fonología.

DIFERENCIAS ENTRE FONÉTICA Y FONOLOGÍA

Durante mucho tiempo estos dos términos fueron utilizados como sinónimos. Hoy en día, entre ambas disciplinas existe una neta distinción aunque, aún es frecuente que se los confunda. Dicha confusión no resulta extraña ya que ambas se encuentran muy relacionadas; de hecho, se puede decir que, hasta cierto punto, comparten objeto de estudio. Para precisar los límites entre fonética y fonología es de gran utilidad recurrir a la distinción que establece Hjelmslev entre sustancia de la expresión y forma de la expresión. La fonética estudiaría la sustancia de la expresión y la fonología la forma. La fonética se interesaría por los sonidos como fenómenos acústicos y fisiológicos, es decir, sin atender a su relación con el significado, su pertinencia lingüística.

La fonología, por su parte, estudia el sonido desde un punto de vista funcional. Centra su interés en los hechos fónicos susceptibles de modificar el significado de la palabra, con el fin de reducir el infinito número de sonidos del habla a un conjunto finito de elementos que constituyen el sistema de la lengua.

Como vemos, la fonética es una disciplina más general que la fonología, también es más empírica y se encuentra relacionada con ciencias alejadas de la lingüística como la fisiología o la física. Dentro de la fonética se suelen distinguir tres ramas básicas:

  • Acústica (transmisión)
  • Articulatoria (producción)
  • Auditiva (recepción)

La fonología surge, en un principio, como ramificación de la fonética (fonética funcional). Su sistema de trabajo es inductivo, trata de determinar los elementos que componen el sistema virtual de la lengua partiendo de los hechos físicos constatados por la fonética.

Pasemos a continuación a exponer cuáles son el sistema de investigación y las unidades básicas del análisis fonológico.

LA FUNCIÓN DISTINTIVA, FONEMA, RASGO PERTINENTE

La unidad básica en el estudio llevado a cabo por la fonología es el fonema. Definimos el fonema como la unidad mínima distintiva perteneciente a lo que Martinet denomina la segunda articulación de la lengua. En el plano de la lengua escrita cada fonema se corresponde, a grandes rasgos, con una letra. Son unidades mínimas distintivas porque por sí solos son susceptibles de diferenciar palabras. Ejemplo: [paso] / [peso]. En consecuencia, cada fonema se define por las diferencias que presenta con respecto al resto de las unidades que conforman el sistema de la lengua, es decir, por sus relaciones de oposición. Existen dos tipos fundamentales de oposición:

  • Oposición fonológica: Es aquella de cuya realización se sigue un cambio en el plano del contenido. Ejemplo: [paso] / [kaso]
  • Oposición irrelevante: Aquella cuya realización no acarrea un cambio en el significado de la palabra. Ejemplo: [paso] / [pazo]

Para establecer la relevancia o no relevancia de una oposición, se utiliza la prueba de la conmutación, que consiste, simplemente, en sustituir un elemento del decurso por otro que podría ocupar su lugar. Si de esta operación se desprende un cambio en la significación de la palabra nos encontraremos ante una oposición fonológica y las unidades implicadas en el procedimiento poseerán la categoría de fonemas. Si esto no es así, nos encontramos ante una oposición irrelevante y una de las unidades implicadas solo alcanzará la categoría de variante de fonema o alófono.

Así, [paso]/[pazo] no altera el significado. [z] no posee en español la categoría de fonema. De esta operación deducimos que la oposición s/z no tiene valor fonológico en castellano, a diferencia de lo que sucede en gallego.

En definitiva, cada fonema se delimita en función de sus relaciones de oposición. Ahora bien, el fonema no es la unidad mínima del análisis fonológico. Cada fonema es un complejo de características fonoarticulatorias, cada fonema es un conjunto de rasgos distintivos, y cada uno de estos rasgos puede por sí solo propiciar una oposición fonológica entre dos unidades. Así por ejemplo:

El fonema /b/ está compuesto por los siguientes rasgos: consonante, bilabial, oclusiva y sonora. Y sólo en virtud de uno de estos rasgos, su sonoridad, se opone a /p/ que es consonante, bilabial, oclusiva y sorda.

Frente a los conceptos de fonema y rasgo distintivo hay que situar el de variante expresiva o alófono. Los fonemas son entidades abstractas, y en su actualización, en el habla se añaden a sus rasgos pertinentes, otros rasgos que no poseen valor diferencial, es decir, que no modifican el significado de la palabra. Estas variantes expresivas reciben el nombre de alófonos y son objeto de estudio de la fonética. Veamos un ejemplo de este fenómeno.

Como hemos dicho, el fonema /b/ se define por los siguientes rasgos pertinentes: consonante, bilabial, oclusivo, sonoro. Sin embargo, en el habla, cuando aparece en posición intervocálica, tiende a pronunciarse como fricativo. Es evidente, que en este caso se ha producido una modificación en sus rasgos constitutivos. Sin embargo, esto no afecta a la comprensión, el oyente seguirá identificándolo con el fonema /b/, la variación que en él se produce no es distintiva.

Hasta el momento hemos hablado de las relaciones de oposición que existen entre los fonemas, sin embargo, tal y como constató Saussure en su Curso de lingüística general, existen en el sistema de diferencias que es la lengua otro tipo de relaciones entre las unidades que la componen. Me refiero a las relaciones in praesentia o de contraste. Las relaciones de contraste, son aquellas que se establecen entre dos elementos presentes en la secuencia lingüística. En virtud de estas relaciones, distinguimos en castellano dos grandes grupos de fonemas: las vocales y las consonantes. Las vocales son los fonemas capacitados por sí solos para constituir sílaba, son elementos nucleares, mientras que las consonantes son elementos marginales. Al poseer diferentes funciones, no tiene sentido conmutar en un enunciado un fonema vocálico por uno consonántico, puesto que el resultado sería agramatical. De ello se deduce que consonantes y vocales no se oponen sino que contrastan en la secuencia fónica. En consecuencia, el sistema fonológico del español aparece compuesto por dos subsistemas. El de las vocales y el de las consonantes. Desde el punto de vista fonético, vocales y consonantes presentan las siguientes diferencias:

  • Articulatoriamente: producción al comienzo de la cavidad bucal (cuerdas vocales), ausencia de obstáculos / producción en la cavidad bucal, presencia de obstáculos.
  • Acústicamente: regularidad y precisión de sus formantes de frecuencia / irregularidad, imprecisión de sus formantes de frecuencia.
  • Auditivamente: cromatismo nítido / ausencia de cromatismo.

Desde el punto de vista fonológico se distinguen, como dijimos por su relación de contraste, las vocales funcionan como núcleo silábico y las consonantes como elemento marginal. Analicemos detenidamente cada uno de estos subsistemas.

SISTEMA VOCÁLICO

Desde el punto de vista diacrónico, el sistema vocálico del castellano procede del sistema vocálico cualitativo-itálico, que como sabemos transforma las diferencias de cantidad del sistema del latín clásico en diferencias de timbre, a este sistema base, cualitativo-itálico hay que añadir el influjo del sustrato vasco que según muchos lingüistas es el causante de los procesos de diptongación.

Los rasgos pertinentes en los que se fundamentan las oposiciones entre los constituyentes del sistema son:

  • El grado de abertura: máxima (a), media (e, o) y mínima (i, u).
  • La localización: palatal (e, i), velar (o, u) y central (a).

En virtud de estos rasgos nuestro sistema vocálico queda definido como un sistema de estructura triangular de cinco unidades:

  • i u
  • e o
  • a

Existen otros tipos de sistemas, los lineales, que contemplan el grado de abertura pero no el punto de articulación. También los hay cuadrangulares, que no poseen vocal central.

Al lado de estos fonemas hay que situar a los diptongos del castellano: ie y ue, procedentes de e y o latino-vulgares. Durante un tiempo se discutió si debían ser considerados entidades monofonemáticas y, por consiguiente, considerarlos unidades a incorporar al sistema vocálico. Hoy en día tal discusión parece zanjada a favor de quienes los consideran entidades difonemáticas y las excluyen, por tanto del sistema vocálico como fonemas.

EL SISTEMA CONSONÁNTICO

Por lo que respecta al sistema consonántico, está compuesto por 19 unidades y procede del sistema del latín, con la principal novedad de haber creado un orden de fonemas palatales por influjo de la semiconsonante indoeuropea yod sobre consonantes preexistentes en el sistema latino. Los rasgos en virtud de los cuales se configura nuestro sistema son:

  • Punto de articulación: velar, palatal, dental y labial.
  • Modo de articulación: oclusiva, fricativa, nasal, sorda y sonora.

Por lo que respecta, a las oposiciones entre los fonemas consonantes, no podemos dejar de mencionar, el carácter neutralizable de algunas de ellas.

NEUTRALIZACIÓN Y ARCHIFONEMA

Las oposiciones fonológicas entre las consonantes pueden ser de dos tipos según la persistencia de la validez distintiva de los fonemas al combinarse en el decurso para crear significantes: constantes y neutralizables.

Una oposición constante se mantiene en cualquier contexto silábico. Un ejemplo de ello lo tenemos en la oposición entre /s/ y / /. Por el contrario, será neutralizable aquella oposición que en un determinado contexto silábico desaparece, tal es el caso de /r/ y /r/, que sólo se oponen en posición intervocálica, ya que en otras posiciones es indiferente que pronunciemos uno u otro fonema ya que la diferente pronunciación no afecta al significado.

Cuando se da la neutralización los rasgos diferenciales de los miembros de la oposición desaparecen, sólo se conservan los comunes, la base de comparación. En el ejemplo propuesto el rasgo diferencial floja/tensa, desaparece. A la unidad fonológica neutralizada se le conoce con el nombre de archifonema.

En el sistema consonántico del castellano distinguimos los siguientes archifonemas:

  • N, procedente de la neutralización de /n/ /m/ en posición implosiva: /kaNbio/.
  • R, procedente de /r/ /r/ en posición fuerte: /amoR/ /kRateR/.
  • B, procedente de /p/ /b/: /aBto/.
  • L, procedente de /l/ /l/: /pLano/.
  • D, procedente de /t/ /d/: /caridaD/.
  • G, procedente de /k/ /g/: /paGto/.

Evidentemente, el sistema que hemos expuesto es el del castellano normativo. Como sabemos toda lengua presenta una serie de variantes internas en función de factores geográficos, sociales o estilísticos. Por lo que respecta a la variante dialectal andaluza presenta algunas variaciones en relación a la norma estándar, que no podemos dejar de mencionar.

  • Desfonologización de la oposición s/. En unas zonas a favor de la s y en otras a favor de la . Ceceo y seseo.
  • El fonema s presenta unas características articulatorias diferentes. Frente a la articulación apico-alveolar del castellano estándar, en andaluz la s suele presentar una articulación predorsal [s].
  • Desfonologización de la oposición y/l. A favor de la y, yeísmo.
  • Rehilamiento de c que pasa a s.
  • Existencia de e y o, con valor distintivo que marca el morfema de número tras la aspiración de la s final.

LOS RASGOS SUPRASEGMENTALES

Además de los fonemas, unidades discretas y sucesivas en la cadena hablada, existen otras peculiaridades fónicas de distinta naturaleza, unidades continuas, no discretas, que se superponen a la secuencia de fonemas y modifican el significado de los mensajes. Me refiero a los rasgos suprasegmentales: el acento y la entonación. Estos rasgos suprasegmentales también son objeto de estudio de la fonología.

El acento. No posee función distintiva en todas las lenguas (véase el caso del francés), en el caso del castellano, no obstante, sí la tiene. Dicha distintividad no viene dada como sucedía con los fonemas por sus relaciones de oposición (el paradigma sería reducidísimo, acento/no acento), sino por el contraste que se produce en el decurso entre sílaba tónica y átona. Como vemos en muchos casos posee una función distintiva: término/termino/terminó.

La entonación. También es pertinente desde el punto de vista fonológico, cada entonación posible otorga un diferente sentido al enunciado. Todo enunciado lleva asociada una curva de entonación expresada mediante una inflexión que recibe el nombre de tonema. Cada tonema se corresponde con una de las posibles modalidades del enunciado:

  • Tonema de cadencia: enunciado asertivo.
  • Tonema de anticadencia: enunciado interrogativo.
  • Tonema de suspensión: enunciado exclamativo.

Autor

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    Hola. Soy Víctor Villoria, profesor de Literatura actualmente en la Sección Internacional Española de la Cité Scolaire International de Grenoble, en Francia. Llevo más de treinta años como profesor interesado por las nuevas tecnologías en el área de Lengua y Literatura españolas; de hecho he sido asesor en varios centros del profesorado y me he dedicado, entre otras cosas, a la formación de docentes; he trabajado durante cinco años en el área de Lengua del Proyecto Medusa de Canarias y, lo más importante he estado en el aula durante más de 25 años intentando difundir nuestra lengua y nuestra literatura a mis alumnos con la ayuda de las nuevas tecnologías. Ahora soy responsable de esta página en la que intento seguir difundiendo nuestra literatura. ¡Disfrútala!

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