Las lenguas de España

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Lenguas y Dialectos

En el área geográfica de una lengua se producen variedades lingüísticas que corresponden a distintas zonas dentro de esa área. Los dialectos son variedades de una lengua común que tienen una determinada extensión geográfica pero que no se constituyen en lengua. Una lengua es el conjunto de dialectos que la componen.

La extensión geográfica de una lengua no siempre se corresponde con un Estado político. Las fronteras políticas no coinciden con las fronteras lingüísticas. De hecho, se calcula que en el mundo hay entre 4.000 y 5.000 lenguas, mientras que el número de Estados no llega a 200.

Criterios de distinción entre lengua y dialecto

El criterio político (distinción lengua-Estado) no es válido para esta­blecer la distinción entre lengua y dialecto, como tampoco lo es el criterio de la inteligibilidad, ya que un hablante de noruego, por ejemplo, probablemente entenderá a un hablante de danés a pesar de que el noruego y el danés se consideran lenguas diferentes. La distin­ción entre lenguas y dialectos se basa en cuestiones de tipo lingüísti­co, social y cultural, entre las que cabe destacar:

  • La existencia de una norma aplicable a la escritura, es decir, de un conjunto de reglas gramaticales y ortográficas.
  • Su aplicación en la educación o medios de comunicación.
  • La existencia de una tradición literaria.
  • Factores históricos que explican la evolución de dialectos y lenguas.

EL CASTELLANO

Origen y expansión del castellano

El latín, que se hablaba en el antiguo Imperio Romano, dio origen a las llamadas lenguas romances, una de las cuales es el español o caste­llano. El castellano se empezó a formar en los primeros siglos de la Edad Media, en una zona que comprende el sur de Cantabria, el nor­te de la provincia de Burgos y el este de La Rioja. Desde allí se exten­dió al resto del territorio español y en el siglo XV pasó a América.

El castellano se diferenció del latín a partir de una serie de cambios que afectaron a los sonidos y dieron lugar a palabras castellanas:

  • La f- inicial se convirtió en h- (farina > harina).
  • Las terminaciones –um y -us del latín se convirtieron en -o (tem­plum > templo, caballus > caballo).
  • La e y la o de algunas palabras se convirtieron en ie y en ue respec­tivamente cuando esas vocales quedaban en posición tónica (tem­pus > tiempo; novus > nuevo).

El castellano medieval

La lengua castellana estaba en proceso de formación en la Edad Me­dia, por lo que todavía era muy inestable y existían variantes para una misma palabra. Alfonso X el Sabio la declaró lengua oficial y durante su reinado comenzó a unificarse. A lo largo del siglo XIII, empezaron a desarrollarse sus manifestaciones literarias.

Durante toda la Edad Media el léxico del castellano recibió muchas palabras de otras lenguas.

  • Los arabismos son palabras de origen árabe. Muchos son términos matemáticos y agrícolas, resultado de la presencia árabe en la Pe­nínsula desde el año 711 hasta 1492. Ejemplos: acequia, cero.
  • Los galicismos son palabras de origen francés, fruto de la influen­cia del país vecino en esta época. Ejemplos: vergel, fraile.
  • Los germanismos son palabras que trajeron los pueblos germanos llegados a la Península tras la caída del Imperio Romano. Ejemplos: Rodrigo, tregua.

El castellano clásico

A finales de la Edad Media y durante el siglo XVI se producen los últi­mos grandes cambios en el sistema de sonidos del español. Se consoli­dan las pronunciaciones de la j, la s y la z. La lengua se estabiliza en es­te período y se extiende hacía Europa y América. En los siglos XVI y XVII el léxico español se enriqueció con italianismos, como soneto, americanismos, como canoa, y latinismos o cultismos, como nocturno.

El castellano moderno

En el siglo XVIII el español era ya una lengua plena. La fundación de la Real Academia (1713) y la publicación del Diccionario de Autorida­des (1726-1739), de la Ortografía castellana (1741) y de la Gramática castellana (1771), contribuyeron a fijar la lengua en su forma actual.

Los niveles fonético, morfológico y sintáctico del castellano han sufri­do pocos cambios desde entonces. Sin embargo el nivel léxico es el que más cambios ha tenido desde el siglo XVIII. Se acuñaron nuevas palabras en los siglos XIX y XX para incorporar nuevos términos cientí­ficos y técnicos. El léxico se amplió siguiendo los siguientes procesos: se formaron nuevas palabras a partir de otras ya existentes (guardacos­tas), se crearon nuevas palabras a partir del griego y del latín (micros­copio), se adoptaron términos de lenguas extranjeras (carné).