El teatro del siglo XVI
El panorama teatral del siglo XVI no es comparable al de otros géneros literarios como la prosa o la poesía de la misma época, protagonizados por algunos de los más grandes escritores en castellano de todos los tiempos.
El panorama teatral del siglo XVI no es comparable al de otros géneros literarios como la prosa o la poesía de la misma época, protagonizados por algunos de los más grandes escritores en castellano de todos los tiempos.
Casi no ha quedado rastro de nuestro teatro medieval en castellano, y habrá que llegar al siglo XV para encontrar textos y testimonios escritos de su presencia. Posiblemente fue ocasional, religioso en la mayoría de las ocasiones y diseñado para los recintos sagrados, mientras que el teatro profano se remitía a las plazas públicas.
El siglo XVII supone la liquidación de la prosa idealista que había triunfado durante el Renacimiento. Los libros de caballerías, la novela bizantina, pastoril o morisca pierden terreno ante nuevos géneros que reflejan las preocupaciones inmediatas de la época desde un punto de vista crítico.
Una aproximación a la poesía barroca prestando especial atención a los tres autores fundamentales del periodo: Góngora, Quevedo y Lope.
Se suele decir que la Casa de Austria pasó por España como un cometa, primero iluminando y luego arrasándolo todo con su estela. Efectivamente, los reinados de Carlos I (1516-1556) y Felipe II (1556-1598), que llenan el siglo XVI dividiéndolo en dos mitades, la de la expansión y la de la hegemonía del Imperio, fueron un momento de esplendor que se extingue por completo en la centuria siguiente dejando una sobrecogedora oscuridad.
Una aproximación teórica a la prosa del Renacimiento español, prestando atención al Lazarillo y al Quijote.
En el siglo XVI la prosa didáctica sigue los mismos ideales de claridad y belleza que los restantes géneros. De entre todas las variedades de escritos destacamos el diálogo, en el que sobresalieron los erasmistas Juan de Valdés (Diálogo de la lengua) y su hermano Alfonso de Valdés, secretario de Carlos I, defensor de la política imperial en su Diálogo de Lactancio y un Arcediano.
Fue un término acuñado por los humanistas italianos (Rinascita) para designar un nuevo periodo que, inspirándose en la antigüedad grecolatina, pretendía romper con la tradición medieval en todos los órdenes: el pensamiento, la literatura, las artes, la vivencia religiosa, la política, etc.
El teatro, uno de los grandes espectáculos de la cultura grecolatina, quedó relegado durante siglos a los anaqueles de las viejas bibliotecas de los monasterios en que se guardaban los códices y manuscritos que probaban la existencia de aquel fenómeno ciudadano.
A lo largo de la Edad Media surge, frente a la poesía popular, una poesía culta escrita por autores con una clara voluntad de estilo y un conocimiento de la literatura precedente.
El adjetivo “épico” deriva del nombre griego épos, que significa relato, narración; así pues, cuando hablamos de poesía épica, nos referimos a un género de poesía narrativa, que se centra en relatar las hazañas de un héroe.
Se suele citar como inicio de la Edad Media el año 476, fecha en que Roma, y con ella Occidente, sucumbe al empuje de los pueblos germanos, eslavos y esteparios. El Imperio se disuelve y es sustituido por un mosaico de reinos que rompen la unidad que hasta entonces había identificado a Europa. Se abre así una nueva era que alcanza hasta 1453, año de la caída de Constantinopla,