César Vallejo. Los heraldos negros.

Este poema da nombre al primer poemario de César Vallejo, publicado en 1919. Es una obra fundamental que marca el inicio de la voz poética única de Vallejo y su transición desde el modernismo hacia un estilo más personal y vanguardista.

El poema aborda temas existenciales profundos como el sufrimiento humano, la fatalidad del destino y la fragilidad de la vida. Vallejo utiliza un lenguaje intenso y metafórico para expresar la angustia ante los “golpes” inesperados y dolorosos de la existencia.

El poeta emplea imágenes poderosas y simbólicas como “los heraldos negros que nos manda la Muerte” o “las caídas hondas de los Cristos del alma” para transmitir la idea del sufrimiento inexplicable. La repetición de la frase “Yo no sé” enfatiza la incomprensión y desconcierto ante el dolor. El poema refleja una visión pesimista de la condición humana, donde el hombre aparece como un ser vulnerable ante fuerzas que no comprende ni controla.

Este poema es considerado una pieza clave en la poesía hispanoamericana del siglo XX por su innovación lingüística y su profundidad filosófica. Marca el inicio del estilo característico de Vallejo, que se desarrollará plenamente en sus obras posteriores.

 

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre… Pobre… ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!

César Vallejo, Los heraldos negros, 1918

Autor del audio: Víctor Villoria.