Francisco de Aldana. El autor y su obra

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By Víctor Villoria

Francisco de Aldana (1537-1578)

Francisco de Aldana representa una de las figuras más emblemáticas del Renacimiento español, encarnando el ideal renacentista del hombre de armas y letras. Nacido hacia 1537 y fallecido heroicamente en la batalla de Alcazarquivir en 1578, Aldana logró armonizar en su persona y en su obra la valentía del soldado con la sensibilidad del poeta, convirtiéndose en uno de los más importantes líricos del siglo XVI. Su poesía, admirada por Cervantes, Quevedo y Lope de Vega, y posteriormente redescubierta por la Generación del 27, especialmente por Luis Cernuda, constituye una síntesis extraordinaria entre el neoplatonismo florentino, la experiencia militar y la búsqueda espiritual, elementos que definen su significación fundamental en la literatura española.

Primeros años y formación intelectual

Francisco de Aldana nació probablemente en Nápoles en 1537, hijo de Antonio Villela de Aldana, capitán de caballos y alcaide de las fortalezas del Águila, Gaeta y Manfredonia. Su familia, vinculada a la Casa de Alba, pertenecía a la pequeña nobleza extremeña con raíces en Alcántara. En 1540, cuando Francisco tenía apenas tres años, la familia se trasladó a Florencia, donde su padre obtuvo el mando de la caballería española bajo Cosme I de Médici.

La formación florentina de Aldana resultó decisiva para su desarrollo intelectual y poético. En esta ciudad, epicentro del Renacimiento humanístico, el joven Francisco se entregó al estudio de las lenguas clásicas y de los autores de la antigüedad, llegando a dominar hasta una docena de idiomas. Su educación se vio enriquecida por el contacto directo con los círculos neoplatónicos iniciados por Marsilio Ficino, y especialmente por la amistad con Benedetto Varchi, el humanista más importante del Ducado en aquella época, quien influyó decisivamente en su iniciación poética bilingüe (español e italiano).

Carrera literaria y contexto histórico

La carrera literaria de Aldana se desarrolló paralelamente a su vida militar, iniciada hacia los quince años siguiendo la tradición familiar. Su trayectoria poética abarca desde sus primeros versos florentinos, las “Octavas de un verso español y otro toscano”, hasta sus obras de madurez escritas en Flandes y España.

Como soldado, Aldana participó en campañas decisivas del reinado de Felipe II. Combatió en la batalla de San Quintín (1557), sirvió en Flandes bajo el mando del Duque de Alba, donde fue herido por un mosquetazo en un pie durante el sitio de Harlem. Su experiencia militar le granjeó el respeto de la tropa, que lo admiraba tanto por su valentía como por su cercanía humana. Sin embargo, Aldana pronto desarrolló un profundo hastío hacia la vida militar, expresando reiteradamente en sus versos su deseo de abandonar las armas por la contemplación.

El contexto histórico de su obra corresponde al momento de mayor esplendor del Imperio español, pero también a una época de transición hacia el Barroco. La segunda mitad del siglo XVI, marcada por las guerras de religión, la consolidación de la Contrarreforma y la hegemonía española en Europa, proporciona el trasfondo histórico sobre el que se proyecta la crisis existencial que caracteriza la poesía madura de Aldana.

Análisis de obras principales

La Fábula de Faetonte

Esta extensa composición de 1214 versos en endecasílabos blancos constituye una de las primeras obras importantes de Aldana, escrita durante su juventud florentina. La fábula recrea el mito clásico de Faetón, hijo del Sol, que se apoderó del carro de su padre provocando casi una catástrofe cósmica antes de ser fulminado por Zeus. Aldana no se limita a una simple imitación de la leyenda ovidiana, sino que aporta novedades tanto en la construcción del poema como en el universo significativo del mismo. La obra revela su dominio técnico del verso libre y su capacidad para integrar la mitología clásica con una sensibilidad renacentista, anticipando los conflictos entre ambición humana y límites mortales que caracterizarán su poesía posterior. El tratamiento del mito refleja asimismo su formación neoplatónica florentina y su conocimiento profundo de los modelos italianos, especialmente de la tradición iniciada por Sannazaro.

Los sonetos amorosos

La lírica amatoria de Aldana destaca por una fuerza y frescura poco comunes en la poesía española de la época. Sus sonetos amorosos, impregnados de sensualidad y erotismo italianizante, revelan una originalidad que los distingue del petrarquismo convencional. El famoso soneto “¿Cuál es la causa, mi Damón, que estando…?” presenta un diálogo entre amantes que aborda con franqueza erótica inusual la frustración física del amor, mientras incorpora la doctrina neoplatónica sobre la fusión de las almas y la limitación corporal. Esta composición ejemplifica la síntesis aldanesca entre sensualidad y espiritualidad, donde el conflicto irresoluble entre el instinto sexual y la negación neoplatónica-cristiana del cuerpo genera una tensión poética extraordinaria. Los sonetos amorosos muestran asimismo su conocimiento directo de los trattati d’amore italianos, especialmente las obras de Mario Equicola, Sperone Speroni y Benedetto Varchi, que moldearon sus ideas sobre la naturaleza del amor.

Las octavas heroico-militares

Las octavas dirigidas a Felipe II y don Juan de Austria representan la faceta épica y política de Aldana, reflejando su ideología imperial y su lealtad a la monarquía hispánica. Estas composiciones, escritas durante su estancia en la corte madrileña entre 1576-1577, combinan la exaltación patriótica con reflexiones sobre el destino de España y la misión providencial del Imperio. Las octavas revelan un dominio excepcional de esta forma métrica, que Aldana utiliza con absoluta libertad estructural, configurando poemas de extensión variable según las necesidades expresivas. En estas obras se manifiesta también su capacidad para integrar lo personal y lo público, pues junto a la temática heroica aparecen referencias autobiográficas a sus veinticuatro años de servicio militar y sus heridas en Levante y Berbería.

La Carta para Arias Montano sobre la contemplación de Dios

Esta epístola en tercetos encadenados, fechada el 7 de septiembre de 1577, constituye la obra maestra de Aldana y una de las cumbres de la poesía espiritual española del Siglo de Oro. Dirigida al gran biblista Benito Arias Montano, la composición sintetiza toda la experiencia vital y espiritual del poeta, expresando su ansia de retiro contemplativo y su búsqueda de la unión divina. La Carta integra magistralmente elementos neoplatónicos, místicos franciscanos y contrarreformistas, desarrollando una filosofía luminosa basada en las imágenes del rayo de luz y el espejo ficinianos. El poema articula un proceso ascensional del alma hacia Dios que incluye la renuncia al mundo, el análisis del alma antes de la creación, y los requisitos de la contemplación divina. La obra representa el punto culminante de la evolución espiritual de Aldana, desde el gozo sensual italianizante hasta la búsqueda de lo trascendente, y constituye un documento excepcional donde no existe contradicción entre los versos y la vida del poeta-soldado.

Estilo literario y aportaciones

El estilo poético de Aldana se caracteriza por una excepcional versatilidad técnica y una profunda sinceridad expresiva. Su dominio de los modelos renacentistas italianos (octavas, tercetos encadenados, sonetos, estancias, verso libre) se combina con el uso ocasional de formas métricas españolas tradicionales como la quintilla. Temáticamente, Aldana desarrolla una poesía polifacética que abarca desde la lírica amorosa hasta la poesía heroico-militar, la grave y metafísica, y la religiosa.

Sus principales aportaciones al panorama poético español incluyen la introducción de un erotismo directo y sincero poco frecuente en su época, la síntesis original entre neoplatonismo y experiencia vital, y el desarrollo de una poética de la crisis y el desengaño que anticipa sensibilidades barrocas. Aldana logra crear un lenguaje poético donde ethos y pathos aparecen en perfecta evolución y conjunción, alcanzando una satisfacción estética donde el mito y su referente encuentran su simbiosis. Su escritura se distingue por una violencia expresiva y una épica de la intimidad que reflejan la tensión entre movimiento y contemplación, sensualidad y espiritualidad.

Legado e influencia

El legado de Francisco de Aldana experimentó un injusto olvido durante siglos, hasta ser redescubierto en el siglo XX gracias a los estudios de Luis Cernuda, Elías L. Rivers, José María de Cossío y otros especialistas. Luis Cernuda, en particular, dedicó años de su vida al estudio de Aldana, considerándolo el mejor lírico renacentista tras Garcilaso y encontrando en sus versos una profunda capacidad de correlación entre la realidad visible y la invisible.

La influencia de Aldana se proyecta de manera significativa sobre la Generación del 27, especialmente a través de la mediación de Cernuda, quien recuperó la imagen del espejo neoplatónico y otros elementos aldanescos en su propia poética. Esta influencia se manifiesta en la aspiración neoplatónica a la reunificación y en la conciencia de la fractura propia del ser humano que caracteriza a ambos poetas.

La relevancia actual de Aldana radica en su capacidad para haber anticipado la crisis del sujeto moderno y haber creado una poesía donde la imbricación entre vida y escritura prefigura sensibilidades contemporáneas. Su obra representa un modelo de autenticidad poética donde el biografismo y la experiencia directa se transmutan en arte de la más alta calidad estética. Finalmente, Aldana encarna de forma ejemplar el arquetipo renacentista del poeta-soldado, síntesis de pluma y espada castellana que define uno de los períodos más brillantes de la cultura española.

Autor

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    Hola. Soy Víctor Villoria, profesor de Literatura actualmente en la Sección Internacional Española de la Cité Scolaire International de Grenoble, en Francia. Llevo más de treinta años como profesor interesado por las nuevas tecnologías en el área de Lengua y Literatura españolas; de hecho he sido asesor en varios centros del profesorado y me he dedicado, entre otras cosas, a la formación de docentes; he trabajado durante cinco años en el área de Lengua del Proyecto Medusa de Canarias y, lo más importante he estado en el aula durante más de 25 años intentando difundir nuestra lengua y nuestra literatura a mis alumnos con la ayuda de las nuevas tecnologías. Ahora soy responsable de esta página en la que intento seguir difundiendo nuestra literatura. ¡Disfrútala!

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