Estamos ante una célebre fábula en verso que narra la historia de dos conejos que, mientras huyen de unos perros, se detienen a discutir si sus perseguidores son galgos o podencos, lo que resulta en su captura. Compuesta por 32 versos hexasílabos con rima asonante, la fábula utiliza un lenguaje sencillo y directo para transmitir una importante moraleja: no debemos distraernos con asuntos triviales cuando enfrentamos problemas serios. Esta obra, ampliamente utilizada en la educación infantil, ejemplifica el estilo característico de Iriarte como fabulista, combinando entretenimiento con una valiosa lección moral aplicable a la vida cotidiana.
Por entre unas matas,
seguido de perros,
no diré corría,
volaba un conejo.
De su madriguera
salió un compañero
y le dijo: «Tente
amigo, ¿qué es esto?».
«¿Qué ha de ser?», responde;
«sin aliento llego…;
dos pícaros galgos
me vienen siguiendo».
«Sí», replica el otro,
«por allí los veo,
pero no son galgos».
«¿Pues qué son?» «Podencos».
«¿Qué? ¿podencos dices?
Sí, como mi abuelo.
Galgos y muy galgos;
bien vistos los tengo».
«Son podencos, vaya,
que no entiendes de eso».
«Son galgos, te digo».
«Digo que podencos».
En esta disputa
llegando los perros,
pillan descuidados
a mis dos conejos.
Los que por cuestiones
de poco momento
dejan lo que importa,
llévense este ejemplo.
Tomás de Iriarte, Fábulas literarias.
Autor del audio: Víctor Villoria